1. La dama de negro


    Fecha: 29/01/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    Muchas veces me nació regalarle a mi mujer lencería erótica, pero, contrariamente a lo que yo esperaba, ella parecía no entusiasmarse con mis elecciones. Tal vez ella tenía otra idea sobre la manera de vestirse para vivir instantes excitantes con su pareja, quizá alejado de lo que a mí me gustaba, influenciado, porque no, por las películas y fotografías pornográficas. Y, pensaba yo, mis ideas y las ideas de mi esposa no iban en el mismo sentido.
    
    Varias veces había hecho yo comentarios al respecto e incluso había comentado lo bien que se veía cuando utilizaba tal o cual atuendo en los encuentros que habíamos experimentado con otras personas. Sin embargo, ella se reservaba sus comentarios, creería yo, principalmente, para no entrar en contradicción y diferencias conmigo. De manera que, al no haberme sentido respaldados en ese tipo de iniciativas, simplemente, algún día, dejé de poner atención en ese tipo de vestimentas y resolví aceptar que ella utilizara la ropa con la cual se sintiera más cómoda.
    
    Ella, generalmente, gustaba utilizar ropa interior finamente confeccionada, con muchos diseños y bordados, preferiblemente en colores blanco, negro y rojo. Aquellos vestidos de enfermera, de colegiala y otros, no eran de su preferencia. Le gustan más los diseños elegantes, ojalá para usar corpiños, ligeros y cosas así. De modo que dejé de lado la idea de escoger la ropa que me gustaría que utilizara y que, a mí, personalmente, me resultaba atractiva.
    
    Un fin de semana mi ...
    ... esposa sugirió que fuéramos a bailar. Estuve de acuerdo y no pregunté a dónde iríamos, porque sé que a ella le gusta conocer diferentes sitios. Nos pusimos en marcha como a eso de las 10 pm y, al momento de salir, me llamó la atención que ella estaba vestida toda de negro, con un gabán, medias y zapatos; todo negro. No hice comentario alguno ni pregunté por la solemnidad de la vestimenta y me dispuse a ir por el vehículo para recogerla.
    
    Una vez en movimiento le pregunté sobre la ubicación de nuestro destino. Me indicó que quería conocer un sitio nuevo y que le habían comentado sobre alguno que era muy frecuentado por gente de la costa pacífica y que la música era muy agradable. Ella encontraba interesante conocer algo diferente, bailar ese tipo de música y compartir con las personas que allí se reunían, así que no puse inconveniente y nos dirigimos hacia allá.
    
    El sitio se encontraba en una zona muy conocida y bastante concurrida. Parqueamos el vehículo y entramos al lugar. El interior era bastante amplio, pero escasamente iluminado, bastante concurrido y con la música a todo volumen. La verdad, al principio, no me agradó mucho el ambiente. Me pareció lúgubre. Ella, sin embargo, parecía muy entusiasmada y curiosa sobre cómo funcionaban las cosas en aquel lugar.
    
    Nos instalaron en una mesa, ubicada en una esquina del salón, desde dónde teníamos una vista privilegiada de todo el entorno. El sitio estaba bastante concurrido y la gente, al parecer muy animada, bailaba ...
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