1. La dama de negro


    Fecha: 29/01/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... alegremente al ritmo de la una música muy rítmica. Las parejas danzaban desparpajadamente y se veía a las mujeres muy ligeras de ropa, lo cual contrastaba con la forma en que iba vestida mi mujer. Aun así, bien pronto salimos a la pista a bailar al lado de toda la gente que allí estaba reunida.
    
    La música estaba muy animada y, con el paso del tiempo y al calor de unos tragos, el ambiente se fue tornando más desenvuelto y descomplicado. La música invitaba a las parejas a liberarse en su expresión corporal. Y había de todo. Parejas que se divertían, parejas que coqueteaban y parejas que pareciera que copulaban en la pista de baile. Le dije a mi mujer que se quitara el gabán, porque se veía como mosca en leche en ese ambiente de música y danza. Me dijo, ¡tranquilo!... en un ratico.
    
    La mayoría de parejas parecían estar involucradas y no se veía, al menos yo no veía, personas solas; hombres y mujeres. Y, habiendo bailado ya varias tandas de música y empezando a sudar un poco. Le propuse a ella salir a la calle un rato, para tomar algo de aire y desacalorarnos, pero me respondió que ella prefería quedarse ahí y que me esperaría. Bueno, dije, yo si voy a salir, doy una mirada por ahí, reconozco el lugar y ya vuelvo; no me demoro.
    
    Cuando volví a nuestra acomodación, ella no estaba allí. La mesa estaba sola, pero su abrigo si estaba en una de las sillas. Pensé que había ido al baño, porque no se me ocurrió nada más. Me senté a esperarla y, mientras tanto, me dediqué a observar ...
    ... a la gente que se encontraba divirtiéndose en la pista de baile. No había pasado mucho tiempo, cuando, al estar observando, pude identificarla bailando con un hombre moreno, un poco más alto que ella y bastante acuerpado. El tipo se movía muy bien, había que reconocerlo, de manera que encontraba la razón por la cual ella parecía estar a gusto. Como bailarín, comparado con aquel caballero, yo no estaba a su altura.
    
    Ahora, si, sin su abrigo, pude ver bien cómo estaba vestida. Tenía puesta una trusa negra, bastante escotada, casi transparente, que le cubría todo el cuerpo, y una muy cortísima falda, también de color negro, de modo que el color de su rostro, sus brazos y sus manos blancas contrastaban con aquella vestimenta, y también, claro está, con el color de su pareja. Ella bailaba muy animada y las piruetas que le prodigaba aquel caballero la tenían bastante entretenida, de modo que permaneció en pista durante largo rato, olvidándose del tiempo y de las circunstancias.
    
    Al rato, al terminar una de las tandas de música, se dirigieron a la mesa. Ella se adelantó a presentarme a su pareja. Amor, te presento a Jeison. Mucho gusto dije, extendiendo mi mano para saludarle; Fernando. Hola, mucho gusto. La vi sola en la mesa y la convidé a bailar. Espero no le importe, me dijo. No, para nada, contesté. Vi que baila usted muy bien y armoniza con ella en el baile, cosa que a ella le encanta. Bueno, a mí, sí me gusta bailar, no puedo negarlo, pero ella baila muy bien. Ha sido mi ...
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