1. La dama de negro


    Fecha: 29/01/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... dijo ella. Y así, sin más, arrancaron para la pista de baile. Era otro tipo de música y, el baile, propiciaba la proximidad de sus cuerpos. Desde donde estaba los veía bastante involucrados. Podría decir a la distancia que, aquel, la estaba provocando y seduciendo, de allí, suponía yo, su interés en prolongar la velada, sugerir otro sitio y acompañarnos hasta ese lugar.
    
    Pasadas dos tandas en las que estuvieron bastante juntitos, ellos volvieron a la mesa. Jeison discretamente se ausentó y ella, dándole vueltas al asunto, al final y sin ningún tipo de atenuante, me dijo, oye, Jeison me cuenta que hay por acá un sitio donde pudiéramos estar juntos un rato. ¿Me acompañas? La miré un tanto incrédulo por lo que acababa de escuchar, pero habiendo vivido situaciones similares en el pasado, seguí el juego. Y eso, entonces, ¿qué quiere decir? Pues, ya tú sabes; él me ha propuesto hacerme el amor y yo le dije que sí. ¿Y no le ha importado que yo esté aquí? Bueno, en un principio sí, pero la condición para ese sí es que tú me acompañes y se mostró de acuerdo.
    
    Bueno, ¿y a dónde se fue? Dijo que iba a reservar el sitio y que ya volvía. Y al rato, finalmente apareció. Bueno. ¡Todo listo! le dijo a ella. Perfecto. Voy a ir un momentico a baño. Vuelvo y nos vamos, ¿te parece? Pues, sí. Tú eres quien dispone. No dijo nada más y nos dejó a los dos solos. Jeison no articulaba palabra, así que me propuse hacerlo hablar, a ver que decía. Y ¿qué es lo que está listo?, le pregunté. Una ...
    ... habitación, en un motel, aquí a la vuelta. ¿Y eso?, dije, haciéndome el despistado. Su esposa estuvo de acuerdo en que reservara una habitación para estar con ella un rato, respondió. Dicho de otra manera, ante, se la va a follar, ¿no es cierto? Se quedó mirándome y asintió con la cabeza. Si usted está de acuerdo, dijo.
    
    ¡Ya! Entiendo. ¿Y puedo saber cómo empezó todo? No sé, dijo; se dieron las cosas. ¿Cómo así? indagué. Empezamos a bailar y ella lo mueve muy rico, dijo, quizá refiriéndose al trasero de mi mujer. Y uno, como hombre, continuó, se va excitando y haciéndose ideas en la cabeza. Ah, ¡sí! dije riéndome. ¿Y qué ideas le pasaron por la cabeza? Pues que, si la cosa prosperaba y su señora me daba chance, yo aprovechaba. Okey. ¿Y qué era lo que usted esperaba que prosperara?, pregunté. Pues que ya nos estábamos manoseando y la cosa estaba rica. Su esposa tiene la cuca bien calientica y húmeda. ¿Y cómo supo eso? Es que ella no tiene nada debajo del vestido. Lo cierto es que yo la acaricié muchas veces allí, y ella también a mí. O sea, dije, ¿ella ya sabe lo que se va a comer? Si, contestó. Y usted también, me imagino. Si, dijo.
    
    ¿Y a usted no le molesta que yo los acompañe? Su esposa me dijo que esa era la condición si yo quería estar con ella, contestó. ¿Y usted se somete a sus condiciones? En este caso, sí, dijo. ¿Y por qué? ¿Se puede saber? Es que esas oportunidades no se dan todos los días. Bueno, dije yo, lo único que espero es que la trate bien y que la folle como ...
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