1. La dama de negro


    Fecha: 29/01/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... maestra por un rato. Ah, bueno, que bien, repliqué; ¡me alegro! Los dejo un rato y, si no hay inconveniente, me gustaría volver a bailar con ella más tarde. ¡Claro! respondí. No hay problema.
    
    Nos quedamos ella y yo, ahí en la mesa por un rato y, entonces, pregunté, ¡oye! ¿de dónde salió la vestimenta? No es nueva dijo. Esto me lo habías regalado, pero no me había atrevido a usarlo. ¿Y es que tiene algo de especial? No, nada raro, pero no lo había usado antes. Lo único nuevo es la falda. Esa, si la compré para que hiciera juego con el resto. Pues, te ves bien, dije. ¿Y el Jeison ese, ¿de dónde salió? No sé. Me dijo que nos había visto entrar y que se había fijado en la forma en que yo bailaba y que, cuando me vio sola, se atrevió a invitarme. Y ya. Nada especial. Lo cierto es que el tipo baila súper. Yo creo que debe haber tenido formación, participado en un grupo de baile o algo por el estilo, porque tiene variedad de pasos. Se pasa rico con él. Entonces, te dio en la vena del gusto. Pues sí, respondió.
    
    La música siguió sonando, así que volvimos a la pista de baile, pues para eso habíamos ido allí. El lugar estaba atestado de gente y difícilmente se podía bailar sin tropezar con alguien, de modo que la situación nos estaba incomodando, tanto, que ella, quien no acostumbra hacerlo, me dijo que podríamos volver en otro momento, cuando el lugar no estuviera tan concurrido. Y yo estuve de acuerdo. Bueno, pues sí, y la verdad, ya está tarde también, son casi las 2 am. ...
    ... ¡Vamos!
    
    Estábamos saliendo cuando el tal Jeison la interceptó y la convido a bailar. Ella, me haló de la mano, y, cuando me volteé a verla, me hizo la seña de que esperara. Déjame bailar la última, me dijo, entregándome su abrigo. ¡Quién te entiende! dije. Bueno, hazle pues. Te espero afuera. Y, de hecho, me quedé esperándola afuera un buen rato. Al parecer se había animado con su pareja, no obstante, la multitud, y de alguna manera aquello me había llegado a molestar un poco.
    
    Salieron juntos. Y ella, dirigiéndose a mí, me dijo, oye, Jeison me dice que hay un sitio bastante bien, no como este, pero que se puede bailar y es más relajado. ¿Te parece si vamos y le echamos una mirada? Bueno, ¿pero no que nos íbamos?, dije. Pues de este sitio sí, pero si hay alternativa, podíamos quedarnos un rato más. ¿Te parece? Bueno, dije, para no entrar en conflicto de intereses con mi esposa. Así que Jeison tomó la delantera y nos guio al otro lugar, que no quedaba lejos de allí. Al llegar, ciertamente estaba mejor, no había tanta gente, estaba más iluminado, mejor decorado, pero la música era diferente; música de antaño, romántica y boleros.
    
    No más llegar nos instalamos en una mesa y Jeison, tal vez viendo que yo no tomaba la iniciativa, preguntó, bueno, ¿les gusta el lugar? Sí, mi esposa se apresuró a contestar. De modo que, complementando su intervención, dije, sí, es diferente; es otro ambiente. ¿Y tú bailas esa música?, le preguntó a ella. Si, respondió. ¿Probamos, entonces? Vamos, ...
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