1. La dama de negro


    Fecha: 29/01/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... ella espera. Si, ya lo sé, comentó. ¿Cómo así? Pues, me dijo, que a ella la excitaban los miembros grandes y que quería tenerme adentro tanto tiempo como yo aguantara. Y yo le dije, tranquila, no la voy a defraudar. Bueno, espero que así sea, le dije. A partir de ahora olvídese que yo estoy aquí y actúe como si estuvieran solos. ¿Le parece? Si, dijo, ¡gracias!
    
    Ella volvió, maquillada y perfumada, y, sin más reparos, dijo, mirando a Jeison, bueno, ¿vamos? Si, dijo él y empezó a caminar delante de nosotros. Salimos del lugar, dimos la vuelta a la esquina y caminamos tan solo media cuadra. Realmente estábamos casi que en el lugar. Ella y yo entramos siguiendo a Jeison, en línea recta, evitando miradas imprudentes. Aparte de una joven en la recepción, que ni se atrevió a mirarnos, no había nadie más. Continuamos detrás del guía y Jeison, más adelante, abrió la puerta de una habitación y, sin decir nada, entramos. En el interior había una cama “King size”, cubierta con un cubrelecho rojo y sábanas blancas, grandes almohadas, bonitos cuadros en las paredes y espejos en el techo. La habitación estaba ricamente aromatizada y el baño, integrado en el espacio de la habitación, separado por cristales opacos, estaba dotado con un jacuzzi. El sitio, para qué, estaba espectacular. La selección había sido satisfactoria.
    
    No más entrar, Jeison atendió mi recomendación y se olvidó de mí, que sigilosamente me había acomodado en un sillón ubicado a un lado de la cama, debajo de una gran ...
    ... lámpara. Este hombre no perdió tiempo y, sin muchos preliminares, despojó a mi esposa de su abrigo negro. Para sorpresa mía, ella no tenía puesta la falda y su trusa tenía un gran orificio a la altura de la vagina. De manera que, como la trusa era transparente, prácticamente estaba desnuda y a disposición de aquel. En ese momento comprendí y pude entender todo lo que había pasado antes, en la discoteca, mientras ellos bailaban. De modo que este hombre, sin rodeos la abordó, porque ella no desistió de la prenda.
    
    El, entonces, así como ella estaba, se aproximó para besarla. Ella no lo rechazó y lo empezó a degustar, al tiempo que, rápidamente, procuraba desnudarlo, ya que ella había estado disponible para él toda la noche y ahora era su oportunidad de vislumbrar lo que antes sólo había palpado con sus manos. Bien pronto ella dejó al descubierto su pecho, pudiendo ver un torso masculino bien conformado, unos hombros redondos y unos brazos con músculos trabajados. Al parecer este muchacho era asiduo asistente al gimnasio.
    
    Jeison manoseaba con intensidad y deseo el cuerpo de mi mujer, por encima de su trusa negra trasparente, hasta que ella, en su tarea de desnudarle, obtuvo el premio mayor al dejar al descubierto un enorme pene, duro y bien paradito, que remataba su tallo en una cabeza con forma de hongo. Ella frotaba y frotaba aquel miembro, mientras el terminaba de deshacerse del pantalón y quitarse medias y zapatos. Una vez hecho esto y totalmente desnudo, se quedó de pie ...
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