1. Lo que siguió en la noche con Stella (2)


    Fecha: 09/02/2022, Categorías: Hetero Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos

    ... si yo fuera Cornelio. Apagó la luz para seguir en su fantasía.
    
    –Entones, si me amas, ¿por qué coges con otros? –pregunté usurpando la identidad de Cornelio, sabedor de que ella estaba en trance.
    
    –No sé, no lo puedo resistir, me los imagino sin ropa y quiero averiguar si los pienso bien. No lo sé. Sé que no todo es cama y besos, pero sí es lo principal cuando me excito con una palabra de picardía prometedora o con una caricia que eriza mis vellos. ¡Perdóname, pero no puedo evitarlo, mi amor!
    
    –¿Por eso te divorciaste?
    
    –Bien sabes que yo no quería, pero tú me exigías que fuera recatada y discreta, pero mi calentura se unía a mi rebeldía de no estar sojuzgada a los deseos de nadie. Pero no merecías que todos te vieran menos por ser yo así, por eso lo acepté.
    
    –Saliste ganando, porque así podrás encontrar alguien que te dé lo que deseas –afirmé intuyendo lo que mi amigo le diría.
    
    –Te agradezco que me hayas entendido y dejaras hacer lo que yo quería. Pero sólo estás tú en mi mente, aunque haya otros queriendo sembrar en mi vientre. ¡Pobres ilusos! Quieren atarme a ellos.
    
    –¿Guillermo? –pregunté nombrando a uno de los evidentes amantes que le conocí cuando estaba casada.
    
    ¡Pobre cuate! Ése quería que viviéramos juntos y se entusiasmó mucho pensando que lo lograría. Al estar divorciada, entendió que yo sólo lo quería por su manera de hacer el amor y la ternura con la que me trataba y se molestó cuando me vio cogiendo con su hermano. También, por molestarlo le ...
    ... dije que me acosté con otros de sus conocidos y se deprimió, pero al final terminó siendo un macho más en mi yunta –dijo volviendo a vaciar su vaso y servirse más tequila.
    
    –¿Quién te abrió el culo, nena? –pregunté como si lo hiciera Cornelio.
    
    –Ya te dije que fue Ociel, tú no quisiste hacerlo, ni tampoco Guillermo cuando se los pedí a cada quién. Él no tuvo opción, estaba calentísimo, me cogía de perrito y saqué su verga mojadísima de mi pepa para enterrármela en el ano. Él estaba cogiéndome como si en ello se le fuera la vida y lo enterró de golpe, grité del dolor, pero él siguió bombeando hasta que pronto se convirtió en placer. ¿Quieres metérmelo por allí, mi amor? –dijo melosamente antes de darme lujuriosas mamadas en la verga, dejándomela a punto.
    
    Se sentó sobre mi metiéndose la verga en la vagina y cuando supo que estaba bien lubricada, se zafó, volvió a agarrarme la verga y de un sentón se la metió en el culo apachurrando mis huevos y contradictoriamente sentí un dolor placentero que se mantuvo con cada sentón que ella se daba sobre mi regazo. Nos vinimos juntos. Buscó mi boca y, llorando, me besó repetidamente terminando con un te amo que sentí verdadero al ver en la penumbra sus ojos húmedos y las lágrimas brillar en su rostro antes de que escurrieran en mi hombro. Yo sabía que esos besos y palabras no eran para mí. Cambié la música por otra más suave y, a tientas, nos fuimos a la cama.
    
    A la mañana siguiente, con la luz, se acabó el encanto de la fantasía. ...