Una planea y propone, pero…
Fecha: 13/02/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos
... posiciones que me puso y las dos regadas que me dio en la pepa. Acabé cansadísima, pues algunas de las posiciones eran para cirqueros, incluido el 69, estando el de pie y sosteniéndome cargada por varios minutos, hasta que le pedí que me bajara porque sentía la cabeza llena de sangre. Descansamos y salimos a comer, cerca del lugar donde él se presentaría.
–¡Qué hombre! –le dije cuando acaricié su pene bajo los manteles y ¡se le puso rígido de inmediato!
–¡Qué mujer! –me contestó haciendo lo propio y sintiendo lo mojado de mi vagina.
–¡Qué mujer tan puta! –dijo al oler los dedos que me había metido en la panocha– ¡Me tocó pelito! –expresó mostrándome un vello que tenía pegado en el dedo y lo echó a la copa de vino para tomar el último trago.
Pedí la cuenta al mesero, precisando que me la trajera a mí y que le pagaría con tarjeta. Othón volvió a sonreír y al retirarse el mesero me dijo “Esta puta me sigue usufructuando…”
Othón siempre me trata verbalmente de puta cuando estamos solos. “Te amo, putita”, me dijo al despedirse de mí en la entrada del recinto. “Gracias por la cogida que le diste a esta puta”, fue mi respuesta y se metió a buscar a su amigo. Yo esperé a que abrieran la puerta al público para entrar. Todo transcurrió normalmente. Cuando el maestro de ceremonias concluyó el acto, y antes de invitar a la firma de libros, agradeció especialmente a Othón por las casi siete horas de vuelo que habría de cumplir ese día para estar presente. Othón agradeció ...
... diciendo “Fue enormemente grato venirme” viéndome directamente a mí. Se quedaron los que querían autógrafos, incluso vi que algunas personas habían llevado libros de Othón para que se los firmara. A una chica le señalé el libro que traía y le dije “El autor es muy bueno, hoy me dio tres firmas antes de que empezara este acto”. La muchacha sonrió afirmativamente, bajó la vista buscando los libros firmados, desconcertándose al ver que yo no traía libros, y me despedí de ella. Al salir, vi que Saúl estaba en el vestíbulo y fui hacia él.
–¿Dónde estabas, que no te vi?
–Llegué tarde y ya no me dejaron pasar “El cupo máximo permitido está completo”, me dijeron y me fui a la casa a dejar mi auto. Regresé en taxi para que nos fuéramos a cenar.
–¡Ah, qué bueno! –le dije tomándolo de la mano para ir por el auto– lo dejé a donde fui a comer, cenemos allí.
Después de lavarnos las manos, nos sentamos. Él se acercó a mí, olisqueándome el pelo y la ropa. “¿Qué pasa, mi amor?”, le pregunté, “¿No me lavé bien?”, insistí.
–Es que hueles muy rico, ¡hueles a puta muy cogida, Nena! –me dijo aspirando más hondo.
Afortunadamente llegó el mesero con la carta, yo pedí algo ligero y Saúl pidió langostinos y un coctel de ostiones. “En lugar de la pastilla, servirá esto y el perfume que traes” dijo y me quedé pensando qué tanto sabría de lo que había hecho yo. Sacó su celular, buscó algo en Internet, lo leyó y me empezó a besar guardando su teléfono. Me besó y me metió la mano hasta ...