1. Una planea y propone, pero…


    Fecha: 13/02/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos

    ... entrar en mi vagina. Cuando la sacó, olió los dedos, los chupó y exclamó “¡Fue Othón el que se cogió a mi Nena puta!”
    
    –¡Qué te pasa, baja la voz! –exclamé en voz baja.
    
    –Ay mi Nena, como si no te conociera… –dijo volviendo a meterme la mano entre las piernas y al sacarla volvió a chuparse los dedos.
    
    –¿A poco los reconoces por el sabor? –pregunté asombrada.
    
    –A veces…
    
    –No te creo –respondí enfática.
    
    –Sí olí tu perfume de puta: muy cogida, y se me paró automáticamente. Probé tu flujo y comprobé que sabía a atole casi recién hecho. Busqué en Internet y vi el anuncio que me mostraste, allí comprobé que estuvo Othón aquí. Es más, apostaría que comieron en esta mesa o en la de junto –afirmó sorprendiéndome más.
    
    Volteé hacia la otra mesa, que fue donde habíamos estado, y vi que tenía el letrero de “No usar. Conserve la sana distancia”, seguramente los cambian de lugar cuando su van unos clientes y antes de que lleguen otros. ¡Llevamos casi cincuenta años de casados y siempre ha descubierto mis andanzas! La cena transcurrió tranquilamente, pues no quise volver a tocar el tema. Con mi silencio al respecto, acepté mi desliz. Al finalizar, pedí la cuenta para acelerar el trámite. El mesero me trajo la cuenta, lo cual no pasó desapercibido a Saúl, pues sonrió, y pagué con mi tarjeta. Sí, era el mismo que nos había atendido a Othón y a mí…
    
    Al llegar a la casa, me empezó a desvestir dándome besos. “Te amo puta, mi Nena”, me dijo con ternura. En la cama volvió a ...
    ... cubrirme de besos, me volteó boca abajo y me dio más besos, desde la nuca a los pies. Después me dio muchos en la nalga donde me había golpeado Othón, que seguramente conservaba alguna marca roja. “¿Te dolió, Nena?”, me dijo al sobármela. Me puso en cuatro y me di cuenta que el pene estaba enorme.
    
    –Te disfrutó como les gusta, Nena. ¡Ahora me toca a mí! –dijo, metiéndomela de golpe en el culo y empezó a moverse frenéticamente, de nada servían mis gritos de dolor por la enculada en frío que me dio– ¡Qué rica puta me tocó! –gritó al venirse con dos chorros en mi cola.
    
    Me empujó las piernas para que yo quedara acostada y se quedó ahí, ensartado como perro. Yo lloraba, no sé si de dolor o de felicidad. Me limpió con la lengua las lágrimas que me escurrían del lado donde asomó su cabeza y dijo tiernamente “Yo también te amo”. No sé si asumía que yo lo amaba, o si se refería a que Othón me amaba. No tenía sentido preguntarle.
    
    Nos metimos bajo las cobijas y dormimos. A las pocas horas me desperté porque Saúl me estaba chupando divinamente la vagina, le tomé de la cabeza y la apreté fuerte contra mi pubis, flexioné un poco las piernas para atrapar también con ellas la cabeza y me pajeé riquísimo viniéndome a chorros que tragaba mi cornudo. En la mañana sólo dijo “Gracias por el atole que me hicieron, Nena puta” y se subió en mí para venirse una vez más. “Te amo, Nena. Buenos días”, me dijo antes de irse a bañar. Yo me quedé pensando “¿Éste a qué hora se tomó la pastilla?” y como si ...