1. ¿El desconocido?


    Fecha: 20/02/2022, Categorías: Sexo en Grupo Autor: NoeliaMedina, Fuente: CuentoRelatos

    ... su estrecha cintura. La repasó entera, desde los tacones negros abrochados a los tobillos, subiendo por las piernas desnudas, hasta los pechos, cubiertos levemente por la tela. Jadeó ante su cuello largo y rodeado por un collar del mismo color que el vestido.
    
    Terminando su copa estaba cuando alguien lo rodeó por detrás y apoyó las manos cálidas sobre su pecho descubierto. Aún no se había abrochado la camisa. Miró hacia arriba para encontrarse con las tetas de Marta, una amiga de placeres. Esta le sonrió, dirigiendo la mirada hasta donde un segundo antes había estado la suya propia, y con un gesto de cabeza le preguntó si se apuntaban. No le dio tiempo a cuestionarse cuál era el plan, Arias se había levantado del taburete, seguida por sus interlocutores, y caminaba hacia la puerta del dormitorio principal.
    
    Los ojos de Equis brillaron y la respiración se le aceleró al apreciar que la niña divertida había desaparecido para dar paso a una mujer que se contoneaba en sus andares y provocaba con los ojos. Pero lo que más lo sobresaltó fue ver cómo se internaba en la habitación grupal. La oscura y morbosa habitación del anfitrión que había organizado la fiesta.
    
    «En unos minutos —se dijo— estará siendo el maravilloso juguete de todos esos que la acompañan».
    
    El pulso se le aceleró cuando Marta le dio la mano y lo animó a levantarse. No hubo palabras, pero sí una clara invitación para participar, en caso de que así lo permitieran los que habían entrado.
    
    En silencio, ...
    ... aceptó la mano, se puso de pie y caminó con lentitud, dándole tiempo al grupo de preparar la imagen que él quería ver cuando traspasara la puerta. Se pasó la lengua por los labios en un intento de humedecer lo que se había secado con solo un pensamiento y, sin meditarlo mucho más, subió el escalón que separaba la estancia principal del cuarto de los placeres.
    
    Y pensar que casi rechaza la invitación a la fiesta aquella noche de sábado…
    
    Empujó la puerta y se sumergió en la oscuridad. Solo una luz apagada y azul iluminaba la estancia —por suerte— para que las siluetas fueran visibles. La de Natalia fue todo un espectáculo para sus sentidos, mucho más de lo que su mente calenturienta hubiera imaginado. El vestido había desaparecido. Se encontraba tumbada sobre la enorme cama redonda de sábanas rojas de seda, con un conjunto de braguitas y sujetador de color negro, estrecho, sugerente, como una segunda piel. En su cuello, aún el collar. En sus pies, todavía los tacones. Las piernas, lisas y prietas, cerradas y flexionadas hacia el lado derecho, y las manos relajadas sobre el colchón, por encima de su cabeza. Se contoneaba sobre la delicada tela como si bailara. Con los ojos cerrados y la lengua mojando sus labios, realizaba movimientos pausados y delicados con la cintura. Como una serpiente que rapta. Como esa hembra que danza, a la espera del apareamiento. Como esa mujer que sabe, a pesar de su edad, bastante inferior a la de los presentes, que tiene el poder único y absoluto en ...
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