¿El desconocido?
Fecha: 20/02/2022,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: NoeliaMedina, Fuente: CuentoRelatos
... encanto y el desparpajo de Natalia. La pegó con fuerza a su cuerpo, bajó el rostro para estar a su altura y se quedó a escasos centímetros de su boca. Muy pocos. La olió. Mezcla de frutas y alcohol, de perfume y cosméticos. Mientras, rozó la piel de su espalda y sintió el tacto suave bajo sus dedos.
La muchacha notó el anhelo que la respiración entrecortada del hombre dejaba intuir. Sintió los dedos hincándose en su piel, incapaces de controlar el impulso, y también la dureza que se clavaba en su cintura debido a la diferencia de tamaño.
—¿Es que no sabes hablar? —le preguntó con diversión e intentando ocultar lo que la posesión de ese hombre le había hecho sentir. No deseaba aún que se percatara de cómo sus bragas comenzaban a mojarse, y todo por la oscuridad de sus ojos fieros. Siguió con su juego, pegando mucho los labios a los del hombre, para que al hablar casi se rozaran—. ¿Es que te ha comido la lengua el gato? —No obtuvo respuesta—. La gata sí que tiene.
Sacó la punta de su lengua con mucha delicadeza y lamió la boca del hombre con deleite. Después, bajó hasta su mentón y dejó un suave bocado ahí para continuar con su itinerario. Se desplazó por la garganta, notando cómo tragaba saliva, y descendió hasta el pecho. Una vez allí, alternó lengua, saliva y pequeños bocados hasta llegar a su pectoral derecho, donde lamió con más gozo.
Equis supo que se recreaba con su tatuaje y la polla le palpitó con tanta furia que creyó no soportar más aquella dulce ...
... tortura. Sujetó con determinación el mentón de la cantante y la hizo subir para poder capturar su boca. Dios, cómo había fantaseado con probar aquella boca. Cómo gozó cuando sumergió su lengua fría, con sabor a ron, y chocó con la atrevida y cálida de ella. Se enredaron, furiosas. Pero rápidamente se separaron para poder morderse los labios, lamérselos y besarlos con toda la recreación que se merecían. Sabía, después de haber probado muchos, que nunca olvidaría los de Natalia Arias. Que eran adictivos. Un placer de boca, y ahora suya. Instantes, pero suya. Bien sabía él que lo efímero era exquisito.
Endemoniado por lo que le hacía sentir dentro del pecho, la apoyó contra la pared y se pegó a ella, dispuesto a hacerla disfrutar. ¿Cuántas veces había pensado cómo sería aquella cara angelical mientras se corría? ¿Mientras se deshacía siendo suya? No podía esperar más para comprobarlo. Con una mano le tocó los pechos, aún fuera del sujetador, y la otra la bajó hasta sus bragas. Pensaba apartarlas, no obstante, prefirió disfrutar un poco más del momento, así que dejó que ambas manos descendieran y él lo hizo con ellas. Metió los dedos entre la tela y las bajó despacio, muy despacio, mientras dejaba ante sí la vista de la tentación.
Los ojos le brillaron tras la máscara al comprobar esa rajita cuidada que, justo encima, lucía una porción de vello recortado y trabajado, dejando libre todo lo que él iba a comerse en segundos pero dándole un toque erótico y diferente. Apetitoso, muy ...