Acoso Acuoso
Fecha: 21/02/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... incorporan y hacemos como si no hubiera pasado nada.
La piscina va vaciándose mientras me encamino a las escaleras. Me acerco a mi mochila y saco la toalla. A pesar de que sigue haciendo calor, el cambio de temperatura al salir del agua ha hecho que se me pongan los vellos de punta y noto que los pezones se me endurecen bajo el bikini.
Me coloco la toalla sobre los hombros y tras notar cómo el agua hace ya un charco bajo mis pies, la bajo a mi cintura.
Lo busco con la mirada y veo que él está secándose al sol, de pie, sin toalla. Cuando su mirada se posa en mí, sin pensarlo siquiera, se me ocurre provocar su reacción.
Cojo la toalla con ambas manos y me agarro las tetas, para secar el bikini. Comienzo a frotar y cuando retiro la toalla, con el bikini ya casi seco, me miro el pecho, viendo que mis pezones se marcan mucho.
Vuelvo a mirarlo y noto que él no ha retirado su mirada, pero cuando se da cuenta que le miro, se hace un poco el loco, disimulando que me ha visto.
Sonriendo por dentro, decido que es suficiente, ha sido divertido.
Termino de recoger mis cosas, me pongo la toalla bajo la cintura, llevo el champú en una mano y la mochila sobre el hombro.
Me dirijo a los vestuarios sin volver a mirarlo siquiera.
La ducha del fondo, como es habitual, está ocupada, pero prefiero esperar que meterme en una de las viejas o las que huelen mal.
Por fin, una mujer sale, desnuda, y me deja paso cuando la mayoría ya está saliendo del recinto.
Encajo ...
... la puerta del cubículo, dejo el champú en el suelo y abro la manilla del grifo, para que salga un chorro templado a media presión.
Sigo con el bikini puesto, prefiero dejarlo así normalmente.
Cuando me echo champú en las manos, pienso en cerrar el agua mientras me lo pongo en la cabeza, pero el agua está en su punto y opto por disfrutar de la presión del chorro en mi pecho, a la vez que enjabono mi pelo.
El olor del champú inunda el ambiente cuando noto un rayo de claridad que aparece y se desvanece en el vestuario.
Alguien debe haber entrado. Me doy la vuelta justo cuando la puerta de mi ducha se abre y sorprendida, le veo a él, cara a cara conmigo.
- ¿Qué haces aquí? ¡¿Te has vuelto loco?!
- He venido a verte.
Lo dice con media sonrisa, amable y nervioso al mismo tiempo. Me desarma esa actitud y no sé cómo responder.
Miro alrededor por instinto, como si la que no debiese estar ahí fuese yo.
- Tranquila, ya se han ido todos. Sigue, por favor.
- ¿Que siga con qué?
- Con la ducha. Pensaba que estarías desnuda, pero así también estás deslumbrante.
Noto una mezcla de sensaciones antes de poder distinguirlas por completo: vergüenza, incredulidad, nerviosismo, pero también deseo, curiosidad, y sobre todo, poder.
Como él sigue mirando desde la puerta, relajo mi cuerpo, cierro los ojos y meto la cabeza bajo el chorro de la ducha, con el cuello hacia atrás.
El champú sigue bajando por mi pelo, llenando todo mi cuerpo de espuma.
Llevo las ...