Mi hija y yo somos yo y mi hija
Fecha: 22/02/2022,
Categorías:
Incesto
Autor: Gabriel Vera, Fuente: CuentoRelatos
... manga larga y pantalón largo, cuando yo me había puesto un short de felpa y una camiseta de manga corta. Algo me rozaba la entrepierna. Separé el pantalón de la cintura, y vi que aquello no era mío. El grito que lancé se unió con otro mío abriendo la puerta, por lo cual paramos en seco los gritos de los dos, mientras nos mirábamos. Yo estaba en la puerta, asombrada. Pero si yo me veía, ¿cómo podía estar allí?
Yo me acerqué a donde yo estaba, y me dije.
—Soy yo.
—Claro que soy yo. ¿Pero quién eres tú?
—Papá.
—¿Eh?
—Iba por el pasillo y vi que todo estaba más alto, y que tenía fresco en las piernas, y miré y me miré y vi que aquello no era mío, ¡ni yo era yo!
Se nos habían intercambiado las mentes. ¿Qué podíamos hacer ahora? Nos quedamos mirándonos un rato.
—Fue cuando nos dio la corriente, seguro —dijo papá—. Hay que volver a probar con el enchufe.
E iba a meter los dedos en el enchufe.
—Pero, papá, no seas bruto.
En fin, que probamos, pero nada. Papá se echó saliva en los dedos, a ver si así.
—Es que habrá que meter los dedos bien dentro, ¿no?
Subiéndose a la silla de mi cuarto, la que tengo donde la mesa, desenroscó la bombilla y me dio la mano; metió dos dedos en el portalámparas. Calabazo. Nada.
—Pues sí que estamos buenos. ¿Y ahora?
Estuvimos pensando un rato, pero ver que tú ya no eres tú crea una falta de interés en la filosofía y los aspectos prácticos, que no nos dejaba seguir adelante.
—Mira -dijo papá—. Mañana ...
... empezamos el día con normalidad, y después de salir volvemos a ver qué se nos ocurre. Yo llamo al trabajo y a la academia, alegando enfermedad, y ya está. Por lo menos, a ver si así estamos más despejados.
—Más bien seré yo quien llame, ¿no? Con esa voz no te van a creer.
—Es verdad, Yuri. Bueno, entonces, de acuerdo.
—Vale. A ver, yo esto no lo entiendo.
Yo fui al dormitorio de matrimonio, y allí le dije a mamá, que me besó y se me insinuó, que estaba cansado, que me dolía la cabeza, tosí, me di la vuelta, fingí dormir mientras la oía mascullar y estar enfadada, hasta que al final se durmió.
***
Cuando mi hija se marchó, me quedé en su cuarto, de colores alegres, fotos en la pared, cama sencilla, y seguí sin ver solución al problema. Nunca había yo oído que pasara esto, y físicamente desde luego no era lo más probable. Eso sí, la agilidad de este cuerpo era notable, en comparación con el mío. Claro, Yuri hacía algo de deporte, y yo ni siquiera veía los partidos en la tele. Podía incluso saltar a la cama y todo, cosa que hice algunas veces. Tenía ventajas este trueque. Otra ventaja era, desde luego, tener un cuerpecito que investigar. Yuri tenía un espejo de pie en su cuarto, y me quedé mirando el pijamita, las piernas, y, naturalmente, el cuerpo de debajo. Qué podía hacer, sino desnudarme, por ganar perspectiva y porque, jobar, esta oportunidad no se me iba a dar más. Y si no me la quitaban (la oportunidad) iba a tener que acostumbrarme a esto. De todas maneras, ...