1. En la mansión de la hermafrodita


    Fecha: 27/02/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... me masturbaba.
    
    –Ah sí eres tú, aquí estoy con la chica que te dije. Ajá, vale. Quiere hablar contigo.–me pasó el móvil
    
    –¿Así que eres tú Laura Stram?
    
    –Si..ah..si, perdón. Soy yo.
    
    –Eliana me ha hablado mucho de ti, estoy deseando verte. ¿Entonces quedamos?
    
    –De acuerdo, pero no prometo nada.
    
    –Si, tranquila, se lo de tu amiga y tú. No haremos nada que no queráis. A las once estoy allí.
    
    –A las diez–dije muy sonrojada, la chica rió
    
    –Tus órdenes son deseos para mi, allí estaré a las diez.
    
    Suspiré de alivio cuando colgó. Eliana sonrió y me siguió besando. La noté más excitada tras nuestra conversación.
    
    –Ya estoy deseando ver cómo le comes toda su polla. Ella es como nosotras así que no tienes que contener tu fuerza.
    
    –Vayamos a desayunar
    
    Aparté a Eliana y me fui asi tal cual a la cocina a prepararnos el desayuno.
    
    –¿Quieres zumo o leche?
    
    –Lo que a ti más te apetezca.
    
    Me encogí de hombros y continúe preparando el desayuno. Le serví tostadas a Eliana, y yo también me hice las mías. Estuvimos en silencio durante todo el desayuno, aunque Eliana me miraba las tetas de vez en cuando. Yo no quise taparme.
    
    –¿Tú no estás cachonda?–preguntó Eliana
    
    –Si, pero quiero reservarme para cuando nuestra amiga llegue. Aunque puedes hacerte unos deditos a costa de mis dos amigos.
    
    –Si me hago unos deditos será a costa de todo tu cuerpo, me encantas, Laura.–su comentario me hizo sonrojar.
    
    –Pero lejos de la mesa. Una no se masturba donde ...
    ... come.
    
    Tras terminarse el desayuno se levantó, y se apoyó en la encimera. Se bajó el pantalón y dejó ver sus bragas de encaje, venía sexy para la ocasión. Eliana sonrió coqueta. Metió un par de dedos y comenzó a masturbarse.
    
    –¿Te importa si te acompaño?
    
    Ella se encogió de hombros así que me limité a quedarme solo con las bragas, y me apoyé donde ella se había apoyado. Comencé a masturbarme con ella. Mientras ambas nos hacíamos deditos, nos besamos. Ambas gemiamos levemente mientras nos masturbabamos.
    
    –Quiero tener sexo contigo, Laura, y con la hermafrodita.
    
    –Tengo un consolador en mi habitación.
    
    –Prefiero esperar.
    
    –¿Entonces puedo salir a correr?
    
    –Por favor quédate, y no corras por un día. Quiero verte desnuda por tu casa, quiero verte las tetas.
    
    –¿Y esa fijación que tienes con mis pechos?
    
    –Me gustan, nadie diría que están operados. No lo parecen.
    
    Viendo la atracción y el gusto que sentía con mis pechos decidí taparlos con un sujetador y aprovecharme de Eliana. Cuando me vió con toda la ropa interior puesta, puso morritos.
    
    –Yo quería verlos sueltos.
    
    –Con el tamaño que tienen, necesito un sujetador si no quiero hacerme daño.
    
    –No somos humanas, sabes que eso no es un problema. Quítate el sujetador.
    
    –Esto no funciona así, si quieres que me quite el sujetador tienes que hacer algo a cambio.
    
    –¿El que?–preguntó sin pensarlo dos veces.
    
    –Mmm...tendrás que ir por la vida con falda y sin bragas, eso fuera del cuartel. Si haces eso, yo no usaré mi ...
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