1. El regalo: Un antes y un después (Decimocuarta parte)


    Fecha: 01/03/2022, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuenta de las diferencias, comparó lo que había vivido con sus amantes y lo que tenía tan diferente conmigo. Pero que me ama y no desea que termine lo nuestro. —Se hizo un corto silencio, en el cual pude escuchar un leve llanto. Luego tomó aire suspirando y prosiguió.
    
    —¿Tú lo entiendes Silvia? Porque yo aún no lo concibo. ¡Traicionarme! Buscarse amantes. ¿Para qué? ¿Para compararme? Me sentí muy mal al escucharla, se me revolvió la bilis y no pude soportar más aquella confesión que no solo me hacía sentir hundido sino que afectaba mi… ¡Mi ego de hombre!
    
    —Hummm, jefe, eso fue muy fuerte. Lo entiendo. O mejor, a usted si, a ella no.
    
    —Jefe, por favor no lloré más y cálmese. Creo que tiene en unos momentos la reunión. ¿No es verdad? —Si Silvia. Es verdad–. Me respondió.
    
    —Entonces don Hugo, dejemos por ahora este tema aquí y si le parece con más calma lo hablamos personalmente y entre los dos, le buscamos alguna solución. —Tienes razón, como siempre mi ángel.
    
    —¡Jefe! antes de colgar… ¿Será que puedo abusar de usted nuevamente y autorizarme a salir una hora antes hoy también? —¿Y eso Silvia? Antes no solías pedir tantos permisos. Que necesitas, dime.
    
    —Jajaja, no es nada raro. Ayer pues ya vio usted, sesión de peluquería y pasar revista a las vitrinas. Estoy preocupada por vestirme bien para la visita a Turín y esta tarde me gustaría que Magdalena me acompañe hasta el piso para ayudarme a elegir la ropa para usar allá.
    
    —Debería decirte que no, por no dejarme a ...
    ... mí ayudarte con ese tema. —Me respondió ya de mejor ánimo.
    
    —Hummm, jefe estaba mi marido allí. Además es mejor que se sorprenda al verme la otra semana. Allá tendrá tiempo para admirarme. ¿No le parece a usted? ¡Jajaja!
    
    —Está bien Silvia, pero que Amanda permanezca en la oficina hasta el horario habitual, para evitar rumores. —Está bien jefe, tiene razón, le respondí–. ¡Ahhh! Silvia, se me olvidaba un detalle. Por favor, mi regreso no será esta noche, no quiero ni puedo ver a la cara a mi esposa. Consígueme vuelo para mañana temprano. Llegaran mis padres con los niños y saldremos a medio día para el chalet en la Sierra. —Ok, señor. Ya me ocupo de ese tema y le confirmo la hora. Feliz resto de día y gracias
    
    —Lo mismo para ti. Ya deseo regresar para verte.
    
    Y terminé la llamada, fijándome de que fuera, mis compañeras hubieran asumido que yo trabajaba en algo. ¡Pufff! Aquel hombre no cesaba en pensar en mí. Menos mal que no le seguí el juego a mi esposo, pues de haberlo hecho, las cosas entre mi jefe y yo, podrían pasar a mayores.
    
    Apagué el ordenador y salí de allí hacia el escritorio de Magdalena para comentarle del permiso otorgado y a Amanda, la mala noticia de que debería permanecer allí. De la habitual llamada a mi esposo, esa… ¡La dejé pasar por alto!
    
    …
    
    Afortunadamente para mí, cuarenta minutos después, salía caminando hacia la plaza central, con una orden de compra bajo mi brazo. Y la sonrisa triunfante de un buen negocio, la verdad nada del otro mundo ...
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