El regalo: Un antes y un después (Decimocuarta parte)
Fecha: 01/03/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... pero era algo que antes no tenía y en esos momentos agradecí a Dios, pues fue una pequeña gloria, otra batalla ganada. ¡Hambre! Si esa fea sensación de vacío en mi estómago, acompañado por un gran bostezo. Miré a mí alrededor y me fijé en un restaurante con una preciosa terraza exterior al cual me dirigí.
Realmente no me complico la vida, pedí que me sirvieran una porción de arroz coreano con verduras y huevo, algas y algún tipo de col fermentada. Té por supuesto. Sí, sin darme cuenta terminé en almorzando comida oriental. Entre bocado y bocado, revisaba el móvil, ninguna llamada de Silvia, por supuesto de Paola ni más pero si un mensaje que por algún motivo no escuche. Era de Eva, la preciosa bartender, invitándome a una discoteca esa noche de viernes, con gracia terminó su mensaje escribiendo que era una invitación para una sola persona, y no que fuera a aparecerme con mi esposa.
Un emoticón de un muñequito morado sonriendo con malicia, culminaba la línea del texto. Miré de inmediato mi dedo anular y sonreí. Giré mi alianza matrimonial con los dedos de mi otra mano, recordando cuando años atrás, una compañera de la universidad, que en todos los semestres me miraba como un culo, sin yo haberle hecho algo malo ni cruzar palabra alguna, hasta que finalizando el ultimo, cuando se enteró de mi compromiso con Silvia, decidió hablarme, declarándome su amor y llevándome a… Pero bueno, esa es otra historia que no viene al caso.
—¿Qué postre va a elegir el señor? —Me ...
... preguntó con un marcado acento asiático la mesera. Un café negro con dos de azúcar por favor y le sonreí. Ella igualmente correspondió mi gesto y haciéndome una venia de dio vuelta dejándome en una bandejita la cuenta. Casi se me salen los ojos de las orbitas al observar el valor de lo consumido. Obviamente culpa mía por meterme al primer lugar sin consultar otros lugares, como siempre me recomendaba mi mujer.
De regresó en mi auto hacia la ciudad, coloqué en el reproductor el Cd de Maná, «Revolución de amor» del 2002 y Justicia, Tierra y Libertad, el primer track que dio inicio al persistente retumbar de las cuatro bocinas, con los acordes desgarrados de la guitarra de Carlos Santana, dentro del habitáculo de mi Mazda. Poco menos de una hora para devolverme hasta el concesionario, tomando la ruta más corta. Media hora después acompañaba con mi voz de tarro, la de Fher. «Mariposa traicionera», cantaba a pleno pulmón y en mi mente la sensual imagen de aquella chica en el videoclip, culminando la infidelidad conseguida en un baño y bueno, para terminar con la otra chica en ese beso sensual al lado de la barra.
Concluí aquella tarde, con un cigarrillo en mi boca, reposando mi trasero sobre el cofre tibio de mi auto en el parking, antes de ingresar a la vitrina de ventas. No llamé a Silvia, ella tampoco lo había hecho a las diez. Un mano a mano entre los dos. Ella y sus razones. Yo con mis convicciones.
—Hola jefe, regresé. Aquí está la orden. Finalmente la hija de mi cliente ...