Todo cae en familia
Fecha: 10/03/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Berni, Fuente: CuentoRelatos
... punto álgido, decidió darse la vuelta y montarse en la soberbia verga del muchacho, dejando por un momento de lado los prejuicios y las preocupaciones iniciales. Se dejó caer sobre el garrote y se sintió completamente llena.
—Menuda tranca tienes, Pablo, —dijo mientras la estaca se le hundía en lo más hondo de su ser.
—¿Te gusta más que la de mi padre?
—Sí, —respondió con la mirada perdida mientras empezaba a cabalgar como una amazona.
El muchacho se cogió a las dos tetas bamboleantes y las amasó como si pretendiese reventarlas. Al mismo tiempo, mordía los pezones y parecía querer arrancarlos con los dientes. Por su parte, su tía jadeaba gozando del joven semental que percutía en su babosa raja. Mientras saltaba volvió a notar la presencia del dedo invadiendo su ano, añadiendo más placer a un coño que explotó en un descomunal clímax que parecía no terminar. Cuando por fin remitió el placer, su sobrino le dio la vuelta, la puso a cuatro patas y volvió a ensartársela en el coño, de tal manera que el orgasmo parecía querer retornar, pero no lo hacía, sin embargo, no por ello dejó de gozar.
Las embestidas del joven eran cada vez más enérgicas y contundentes, obligando a Ángela a gritar con cada embate del potro desbocado que parecía pretender romperla por dentro ante el ímpetu de su sobrino. Su tía empezó a percibir como un nuevo orgasmo intentaba asomar, paseándose por todas las terminaciones nerviosas de su interior. ...
... Ángela se ayudó de su dedo y se aplicó movimientos circulares en el clítoris con cierta presión para que no escapase, y en cuestión de segundos el orgasmo golpeó sus entrañas forzándola a sacarse la polla de su interior para explotar en un desmesurado squirting que la hizo temblar de gusto, y mientras remataba su clímax con los dedos, Pablo eyaculó entre gruñidos y sonidos guturales, al tiempo que su leche golpeaba a presión una y otra vez en su coño, en su ano, en sus nalgas y en su espalda. Su cabello tampoco se libró de la desmesurada corrida de su sobrino. Cuando se aplacó la euforia, se limpiaron, se colocaron el bañador, se tumbaron en la toalla y un incómodo silencio invadió el momento.
—¿Te ha gustado? —preguntó Pablo.
—Te mentiría si te dijera que no, —respondió.
—¿Más que con mi padre? —quiso saber.
—¿Para ti es una competición?
—No, pero es importante. Quiero pensar que te he dado el mismo placer que tú me has dado a mí y que me deseas tanto como yo a ti.
—He gozado mucho, pero esto no puede volver a repetirse.
—¿Y con mi padre?
—Con tu padre tampoco. Aquello fue un desliz y también un error. Nunca tendría que haber pasado.
—Pero pasó. No me importa que sigas follando con él, siempre que lo hagas también conmigo.
—No quiero follar con él.
—¿Y conmigo? —le preguntó mientras balanceaba su polla en completa erección, acompañando al meneo con una pícara e insinuante sonrisa que le fue devuelta.