Comprando con Lara
Fecha: 11/03/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos
... erecta y dura con unas caricias que me hice mirándome en el espejo del probador y soñando ya locuras con Lara, que se encontraba justo detrás de la cortina.
Me puse el traje, la chaqueta sobre la camisa y el pantalón ocultando apenas esa erección que se negaba a bajar. Abrí la cortina y vi a Lara, que se había quitado el abrigo, y le pregunté…
—Bueno, ¿qué te parece?
Ella se acercó y me hizo dar la vuelta para ver el traje desde todos los ángulos. Me dijo que la chaqueta quedaba impecable, pero que el pantalón no le gustaba como me quedaba, estaba algo ajustado, y se acercó al probador hasta entrar en él.
Se agachó delante de mí y empezó a moverlo de la cintura, de los bajos…, como queriendo colocarlo mejor. Le dije que prefería cerrar la cortina del probador, ya que soy tímido y me daba corte que me mirara toda esa gente que pasaba por delante probarme ropa.
Corrí la pesada cortina estirando mi brazo. Quedamos los dos solos dentro de la cabina.
Ella seguía intentando ajustarme mejor ese pantalón que no acababa de quedar bien y, al moverlo, éste rozaba mi miembro erecto y me provocaba descargas de placer. Casi tenía miedo de no poder aguantar y correrme en ese pantalón nuevo que aún no era mío.
En uno de sus intentos por colocar mejor el pantalón, su mano rozó mi erección. Sentí un placer potente con solo ese roce, pero al mismo tiempo también me asusté un poco. Temía su reacción, que se asustara o molestara tras notar mi estado, aunque ya se olía algo, ...
... debería de haberse dado cuenta de ello antes.
Lara levantó la mirada y quedamos observándonos directamente a los ojos. Permanecimos unos segundos así, mirándonos, sin decir nada, viendo cada uno el deseo en los ojos del otro. Solo su mano se desplazaba despacio, subiendo por mi pierna hasta llegar de nuevo a la cremallera del pantalón, donde esta vez no se conformó con un ligero roce, sino que se paró sobre ella y palpaba la dureza de mi miembro bajo la tela. El placer que me proporcionaba su mano al acariciarme se acentuaba más con lo excepcional de la situación, ya que estábamos rodeados de mucha gente, de la que solo nos separaba una cortina y las frágiles paredes de madera del probador.
Hice que se levantara tomándola por los brazos. Quedamos frente a frente, y hundí mi mano en su bonito pelo, fragante, acariciándole la nuca. Nuestras bocas se fueron acercando, rocé sus labios con los míos y pude oír cómo se le escapaba un breve suspiro, y sentí su aliento caliente sobre mi boca. Recorriendo su mejilla con besos suaves, puse mi boca junto a su oído y le susurré, despacio, que la encontraba adorable, irresistible, y que la deseaba en ese momento. Ella respondía a mis palabras con suspiros entrecortados, colocando sus manos en mi pecho, bajando una de ellas de nuevo buscando mi sexo erecto y rozando su mejilla caliente contra la mía. Nuestras bocas se buscaron de nuevo y nos fundimos en un beso.
Mientras vivíamos ese primer beso, que a cada segundo era más intenso y ...