Comprando con Lara
Fecha: 11/03/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos
... apasionado, mientras sentía la dulzura de sus labios sobre los míos y nuestras lenguas rozarse y buscarse, mis manos acariciaban su espalda, bajaban por ella despacio hasta llegar a sus nalgas que también acariciaba por encima de la falda.
Lara seguía tocándome sobre el pantalón. Sin dejar de besarnos, le abrí los dos primeros botones de la blusa e introduje mi mano por debajo de ella, palpando sus pechos y sintiendo bajo la tela ligera del pequeño sujetador sus pezones erectos duros de excitación, que comencé a acariciar y pellizcar con las yemas de mis dedos.
Ella me bajó la cremallera, introdujo la mano y liberó mi pene de su prisión de tela, el cual salió sin ninguna dificultad al no tener puesta ropa interior.
Esas caricias hicieron que nuestro deseo se disparara hasta el punto de casi perder el control, hasta olvidarnos que a solo unos centímetros de nuestros cuerpos había muchas otras personas que podían oírnos y darse cuenta de lo que estaba pasando dentro del probador, pero a ninguno de los dos nos importó. Incluso creo que era algo que nos excitaba más.
Nos abandonamos completamente a nuestras ansias. Nuestras lenguas se devoraban y nuestras manos recorrían nuestros cuerpos. Le quité la blusa y el pequeño sujetador, acaricié sus pechos redondos y duros y tomé en mi mano uno de ellos. Lo apreté y llevé mi boca al pezón, que metí en ella y empecé a chupar fuerte, como si lo quisiera empaparlo de saliva, mordisqueando y acariciándolo con la punta de la ...
... lengua. Estas caricias provocaban sonoros suspiros a Lara, la cual apretaba suavemente mi cabeza contra su pecho colocando sus manos sobre ella.
Después, le levanté la falda hasta la cintura y acaricié su precioso culo, que estaba completamente accesible ya que vestía un minúsculo tanga y que podía ver detrás, reflejado en el espejo. Mientras, ella pajeaba más fuerte mi pene, haciéndome casi perder el sentido de placer.
Introduje mis dedos por la parte de delante de aquella minúscula braguita y los deslicé hasta su sexo, que empecé a acariciar suavemente. Estaba muy mojado, sus piernas se separaban ligeramente para acceder a acariciarla mejor, y sus suspiros se hacían cada vez más intensos. Le introduje uno de mis dedos y lanzó un pequeño grito que, sin duda, debieron oír las personas que estaban cerca. Eso me animó a acelerar el ritmo e introducirlo más dentro, jugando a meterlo y sacarlo rápido que la hacía abrazarme fuerte y retorcerse contra mi pecho de placer.
Yo deseaba probar el sabor de su sexo excitado y jugoso. La hice sentar en el taburete, con las piernas separadas, me arrodillé entre ellas y la seguí masturbando con dos dedos. El placer la hacía resbalar hacia adelante y abrir al máximo las piernas. Puse mi cabeza entre ellas, no sin antes haberle quitado el tanga. Mi boca pasaba por sus muslos, rozando su sexo. Lara gemía y me decía, con la voz muy entrecortada, que estaba a punto de tener un orgasmo y me suplicaba que la lamiera.
Así lo hice.
Hundí ...