Juego de niños
Fecha: 03/06/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... observándome, pero en cuanto me giré, cerraron la puerta. Aquella forma de espiarme me había calentado un poco, así que decidí no ponerme el tanga, así esa noche podría provocar algo más.
Bajé al porche y estaban todos esperándome para cenar. Nadie dijo nada, por que me conocen y, aunque llevaba mi escueta minifalda y mi escotado top, me da igual lo que digan. Cenamos y reímos, nos contamos anécdotas de unos y otros y lo estábamos pasando realmente bien, pero algo tenía que pasar.
Los niños empezaron a jugar al escondite en el jardín y, como siempre, le tocaba a María buscarlos. Comenzó a contar de cara a un árbol y los otros dos fueron a esconderse debajo de la mesa donde estábamos entados los demás. Con la charla, el vino y la deliciosa cena, no recordaba que no me había puesto tanga y, claro, con mi minifalda y las piernas un poco abiertas, los dos niños vieron todo mi felpudito. La niña empezó a andar por el jardín llamándolos, mientras una manita se acomodó en el interior de uno de mis muslos, lo que hizo que me sobresaltara un poco, pero nadie de la mesa se dio cuenta. Aquella inexperta mano se deslizó hacia el interior, comenzaron a aparecer leves sudores en mi cara y, intuitivamente, cerré las piernas, apresando la mano entre mis muslos a escasos dos centímetros de mi vagina. El dueño de la mano luchó por sacarla y no lo conseguía, dejando de luchar. Cuando creía que se retiraría, y sin abrir yo las piernas, estiró sus dedos rozando mis pelos. Ese contacto, me ...
... provocó un respingo que hizo que abriera las piernas, como tenía su mano aprisionada, al soltarla, fue a dar de golpe con la entrada de mi vagina, lo que hizo que tuviera que morderme un dedo para no dejar escapar un gemido. El niño, al ver que ya no tenía resistencia, siguió investigando. La conversación en la mesa no era muy interesante y nadie se percataba de lo que estaba pasando bajo la mesa, la niña seguía buscando a sus primos y yo ahogaba mis suspiros en vasos de agua. Una segunda mano se posó en mi otro muslo, no podía creerlo, mis dos sobrinos me estaban metiendo mano y me estaba gustando, por lo que les facilité el trabajo abriendo más las piernas. Uno de los dedos de la primera mano, encontró la entrada de mi raja y entró, suavemente, con miedo, pero a la vez deliciosamente, mientras la otra mano acariciaba mis piernas, yo ya estaba entregada, tenía los ojos cerrados y me mordía el labio inferior. Las dos manos se encontraron y otro dedo, de la segunda mano, entró dentro de mi, lo que provocó un suspiro sonoro en mi.
-¿Te pasa algo Sara?.- Dijo mi hermana.
-No, nada, es que... me aburro con tanta conversación.- Y sonreí forzadamente.
Las miradas dejaron de posarse en mi, mientras los dedos de mis sobrinos seguían hurgando en mi interior. Sentía que estaba mojadísima y los dedos querían entrar más adentro de mí. De pronto las manos se retiraron y me sorprendí con un gesto de frustración, pero al instante siguiente, sentí un aliento rozar los pelos de mi ...