1. Como yo te miro, no te mira nadie


    Fecha: 19/03/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Legasex, Fuente: CuentoRelatos

    ... sofá.
    
    Yo me limito a asentir con la cabeza y así vestida o, mejor dicho, medio desnuda, empiezas a moverte en mi salón con soltura, tan solo ataviada con un sujetador que realza tu pecho, tu culote negro, que enseña parte de tus nalguitas, luego tus medias negras y tus taconazos. Caminas con seguridad, marcando cada paso y haciendo sonar tus tacones en el suelo logrando que tus muslos y tu culito tiemblen a cada paso. ¡Qué pena no tener grabado ese momento!
    
    Te pones a preparar esa copa en una pequeña mesa que tiene en el salón, pero lo haces con todo tu glamour, ya sé que cuando te pones, te gusta interpretar lo mejor de ti misma. Coges una copa y comienzas a caminar lentamente hacia el sofá donde yo permanezco sentado atento a tu cuerpo y a tus movimientos. Llegas a mi altura con un gran meneo de tus caderas, sabiendo que tu culote ofrece lo mejor de tu culo. Coges la botella de vino y me siento nuevamente en mis rodillas. Mi mano vuelve a acariciar tu cintura. Me gusta ese calor que desprende.
    
    C- ¡Dios señorita R, eres como un sueño! –te digo pasando mi mano por tu cadera.
    
    R- Gracias Carlos. ¿Quieres el vino?
    
    C- Sí.
    
    R- No, digo... ¿Lo prefieres en la copa o que yo sea la propia copa?
    
    Cogí aire y entonces suelte el broche de tu sujetador negro, quedándote en tetas delante de mí. En ese momento he vuelves a pensar en tu chico, pero también recuerdas que él, en este preciso momento prefiere otra cosa, mientras que yo alucinaba con tus pechos. Estiras la ...
    ... espalda para que disfrute de tus tetas bien erguidas.
    
    C- ¡Son preciosas! -digo acariciando con el dorso de mi mano la piel de tu teta derecha por el costado.
    
    Te muerdes el labio al notar ese contacto. A continuación, me ofreces un hielo y entiendo que lo primero es refrescar el recipiente, que en ese momento son tus pechos. Sosteniendo el cubito de hielo entre mis dedos empiezo a dibujar cada centímetro de tus tetas, hasta dejarlas fresquitas y totalmente mojadas. Esa sensación es totalmente placentera, porque tú estás muy caliente y el hielo en lugar de enfriar parece derretirse en tu piel. Luego me entretengo pasando el cubito por tus pezones, que se ponen duros como piedras al instante.
    
    Acto seguido coges la botella de vino e inclinándola sobre tu cuello, viertes parte del contenido por encima de tu pecho haciendo que ese líquido caiga por la parte baja de tu cuello y se escurra como un río por tu canalillo y por cada una de tus tetas hasta alcanzar algunas rebeldes gotitas empapar también tus pezones.
    
    R- Adelante, Carlos. -me invitas a degustar el vino sobre tu piel
    
    No lo pienso. Mis labios se apoderan de tus pechos que están empapados en esa mezcla que ha dejado el hielo con el vino, haciendo que disfrute degustando cada centímetro de tu piel y lo hago con pasión, aplicando mi lengua mientras tu vuelves a verter otro pequeño chorrito que juguetón se adentra en el valle que forman tus pechos.
    
    En ese momento vuelves a pensar en tu chico y en que tenía que ...
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