La convención
Fecha: 21/03/2022,
Categorías:
Sexo Interracial
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... desaparecer de mi lado como si en una nebulosa me encontrara. Ahora sí quedé a solas con el hermoso negro al que hice acompañarme a la habitación sin más demora. No podía más, me sentía cachonda y necesitaba hombre que rebajara tanta tensión como me corría el cuerpo.
Ya en la habitación y enfrentados el uno al otro, la mirada oscura y profunda volvió a clavarse en la mía. Una mirada que te traspasaba haciéndome fundir bajo su influjo.
- Al fin solos –tan solo me dijo con su voz ronca y excitada.
- Sí –los labios temblándome al saberme entre sus brazos.
Sabía bien a lo que habíamos subido a mi habitación. Ya no había marcha atrás además que le deseaba más que nada en el mundo. De ese modo empezamos a amarnos, sin prisas y dándonos las bocas una vez más. Como dije no se le veía torpe en sus movimientos, sabiendo cómo tratarme para llevarme donde quería. Sin embargo, no pudo evitar bajarme las manos al trasero haciendo subir lentamente la tela del vestido. Noté sus dedos apretarme, calientes y poderosos al hundirse en la piel.
- Ámame… sí ámame –se me hizo un nudo en la garganta y la voz más apagada al pedírselo.
Clavándole las uñas en la espalda y haciéndolas caer camisa abajo. Abrazándome a él con pasión mal contenida, cogida a sus brazos el guapo moreno acercó la boca besándome por enésima vez. Entregándome los labios de manera voraz y sin reservas, gimoteé en mi calentura total al devolverle el beso. Tirándome sobre él, le rodeé ahora con los brazos ...
... mientras por detrás las fuertes manos masculinas me tenían tomada con determinación y descaro malsanos. Me encantaba el sentirlas sobre las nalgas, llevándome contra él y pudiendo así notar lo que entre sus piernas se daba. Se notaba grueso y duro, restregándome contra el bulto ya sin disimulo alguno. Besándonos apasionados y de forma algo violenta al morderle yo los labios haciéndole gritar. Moviéndome de forma abierta y provocativa alrededor de la voluminosa protuberancia que entre sus piernas se reconocía.
- Sigue sigue… te deseo, te deseo…
Lengua contra lengua, jadeando entrecortada tanteé entre sus ropas tratando de abrirle la camisa.
- Deja que te quite esto –imaginaba mis ojos brillando de lujuria.
- Claro nena… hazlo –con sus palabras me animó a continuar.
Con los rostros pegados pude apreciar el aliento y la respiración acelerada del hombre. Cachondos e impacientes ambos por el otro, el deseo incontenible y creciente nos consumía.
- Ámame, ámame –no podía más que reclamar en mi total vesania y falta de sensatez.
Notando las manos resbalándome el cuerpo al apretarme contra él, gimiendo al pedir más y más. Me tenía tan caliente que entre las piernas sentía aquel calorcillo intenso abandonarme. Creí correrme con solo su aliento llenarme la boca. Y me dejé besar, gimoteando hecha un mar de nervios.
- Bésame, bésame… hazme el amor cariño…
- Joder, te deseo tanto y tanto… sigue sigue, no pares –morreándonos rabiosos en busca de nuevos besos y ...