1. HASTA LA CIMA - SEGUNDA PARTE


    Fecha: 25/03/2022, Categorías: Infidelidad Autor: maia24, Fuente: RelatosEróticos

    ... sentirlo. Como un fantasma, su mirada me perseguía desde la esquina más lejana de cualquier habitación en la que pudiera refugiarme. No era una mirada maliciosa, yo no permanecía aterrorizada en el medio de la oscuridad deficiente como característica intrínseca de la noche en la urbanización, era más bien... una mirada de luto. El dolor estaba ahí, mirándome en silencio, mostrándome respeto y esperando. ¿Qué espera exactamente? Era una paradoja. Una pequeña parte de mí se había fracturado entre tanta furia y confusión, que tanta presión acumulada dentro de sí había estallado de tal forma que se había inhibido cualquier posible sensación del daño irreparable. Así que era una paradoja; el dolor había sido tan incomprensible que se había apartado. Me miraba de lejos porque estaba sufriendo, ¿pero qué clase de sufrir era aquel en el que el dolor se negaba a formar parte?
    
    —Siempre es triste perder a un ser querido.
    
    Gabriel fue el primero en hablar, una frase de condolencia que resultaba ser empática sin llegar a ser incomoda.
    
    Después Massimo habló:
    
    —Yo perdí a mi madre —confesó—. Hace dos años también.
    
    Y la primera en romper el hielo fui yo, metiéndome un gran bocado de caviar en la boca.
    
    Cuando las mejillas de Massimo dejaron de estar sonrosadas en su totalidad comenzó a hablar del postre de una forma más pertinente, con la postura recta y los hombros atrás. Poco a poco el Massimo que había conocido un día antes fue apareciendo en aquella mesa, sin embargo, ...
    ... la oscuridad y el brillo que esta le proporcionaba a sus ojos permanecieron ahí, impidiendo que la ilusión de divertirse se mitigara.
    
    Había conseguido un progreso con Massimo, pero no sabía de qué forma.
    
    Salí de aquel restaurante con la promesa de que a partir de aquel día sería la asistente personal del hijo del dueño de la empresa, y tomé el vehículo que me había traído hasta ahí para que me regresara a mi apartamento.
    
    Aprovechando el silencio del transporte decidí mirar de reojo al fantasma de color azul y voltear la mirada antes de que fuera demasiado tarde.
    
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    Cuando llegué al apartamento había un hombre de metro noventa en el medio de la sala de estar, de pie y mirando alrededor como si se encontrara perdido en una terminal de un país desconocido.
    
    Obra de Marena,
    
    fue lo primero que pensé.
    
    El hombre descolorido me miró y sonrió de oreja a oreja. Llevaba el cabello tan rubio que parecía desintegrarse bajo los pequeños destellos que se creaban por el impacto del rayo de luz sobre de ellos. Al mismo tiempo, Marena salió de la cocina con un gran bowl repleto de
    
    cotufas.
    
    Su mirada parecía querer asesinarme, pero sus labios sonreían a la par que decían:
    
    —¿Cómo estás, amiga? ¿Cómo te fue?
    
    Alcé las cejas con sorpresa, algo iba terriblemente mal. Si Marena me llamaba amiga, en realidad quería decir
    
    maldita perra mal nacida.
    
    —Vale, pues... llamaré a Adrián y nos perderemos por ahí —dije mientras apretaba la tecla de marcación rápida—. ...
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