HASTA LA CIMA - SEGUNDA PARTE
Fecha: 25/03/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: maia24, Fuente: RelatosEróticos
... Diviértanse.
Y mientras la llamada entraba y yo me volvía para alcanzar la perilla de la puerta de entrada, Marena exclamó:
—¡Por supuesto que no! Si todo esto es gracias a ti —dijo mientras los timbres de la llamada seguían sonando.
—¿Gracias a mí?
Pregunté, distraída, pensando en la última vez que había hablado con Adrián. Podríamos dormir juntos, pero lo cierto es que eso no significaba nada cuando los días pasaban y solo me enteraba del saludo matutino.
Al final la llamada entró a buzón.
—Yo no soy una mentirosa —dijo Marena lanzándole una mirada rápida al hombre decolorado—. Así que le he contado que has sido tú quien ha enviado ese mensaje.
—Perdón... ¿yo? —pregunté sin comprender.
—¿Vas a negarlo? —cuestionó sentándose en el sofá.
El hombre decolorado se sentó a un lado de ella.
—De verdad, Mar... No lo recuerdo,
—Ya, pues yo tampoco lo recordaba. Milo, ¿qué tal si le enseñas el mensaje que te escribió mi
amiga?
El decolorado rebuscó entre los mensajes de su celular y me lo extendió con una sonrisa.
Después de leer tres veces lo que yo misma había escrito, fruncí el ceño.
—No sé qué es lo que me resulta más perturbador —dije al cabo de un rato regresando el celular a su dueño—. Si el hecho de que tienes a Marena registrada como
piel morena,
lo absurdo que textea una persona ebria o que hayas aceptado una invitación tan... borde.
—¿Estás consciente de que esa invitación tan borde la has hecho tú? ¿Te estás quitando ...
... méritos? —fue la primera vez que escuché la voz del decolorado.
—He escrito propuestas mejores —dije enarcando una ceja.
Marena sonrió.
—Pues amiga, veremos una película y tú formas parte del plan —contó Mar.
Yo solté una risita nerviosa mientras negaba rotundamente.
—Por supuesto que no, no haré un mal trío —me opuse.
—No harías ningún mal trío, Regina —tonteó ella mientras me guiñaba un ojo.
—Ustedes, ¿son hermanas? —preguntó el albino.
Marena lo miró con media sonrisa.
—¿Eso te gustaría? —y al escuchar su voz casquivana me sentí atraída hacia el sofá, como si Marena fuera la gravedad que me ataba a la Tierra.
Más de una ocasión me había preguntado si algo me ataba a Marena más allá de la amistad. Me preguntaba, también, si ella de alguna forma sentía lo mismo. Esa atracción que no había encontrado con Adrián, que probablemente Marena no había encontrado en su prometido.
Decidí tomar asiento del lado izquierdo de Marena.
El albino había llevado como obsequio para nosotras una botella de vino añejo que había dejado sobre la mesita ratona donde Marena se había ocupado por colocar tres copas de cristal. Mientras Marena buscaba entre las películas que habíamos traído de nuestro país —una recopilación de discos ópticos que habíamos adquirido durante cada jueves en el mercado negro—, el albino ordenaba queso curado, jamón serrano, salchichón y aceitunas negras. Mientras ellos dos preparaban la velada yo eché un último vistazo a la pantalla de mi ...