-
HASTA LA CIMA - SEGUNDA PARTE
Fecha: 25/03/2022, Categorías: Infidelidad Autor: maia24, Fuente: RelatosEróticos
... interrumpió Marena, haciendo mi brazo a un lado y saliendo del apartamento sin más. La sensación de abandono que dejó tras de ella fue abrumadora, como si Adrián y yo nos hubiésemos metido dentro de una cabina insonora y se hubiese cerrado la puerta tras la salida de Mar, llevándose consigo todo el ruido exterior. Me sentí en una olla de presión a punto de explotar en mis oídos. —¿Qué es esto? —preguntó Adrián—. ¿Qué estaban...? Pero no concluyó la pregunta. No me sentía ni siquiera capaz de terminarme de vestir, de abrochar mis pantalones y acomodarme la blusa. Adrián no quería mirarme, no podía. Me costó unos segundos comprenderlo. Había fijado sus ojos en los míos para no mirar que estaba sin sostén, para no descubrir el tipo de vino que habíamos tomado ni reparar en la bandeja de quesos que estaba sobre la mesa ratonera. Me miraba a los ojos porque buscaba escapar de los detalles. —¿Qué pasa? —fue todo lo que supe decir. Adrián me dedicó una sonrisa torcida que no le llegó a sus ojos. —¿Cómo que qué pasa? ¿Me lo preguntas en serio? —interrogó con burla—. Vamos a ver. Vengo de trabajar buscando solamente encontrarme con mi novia para descansar, y lo que encuentro es una escena de película porno. Perdóname, pero hasta donde yo me quedé trabajabas como limpiadora, ¡no como una puta! Sus palabras me dolieron en el cheque sobre la mesa. ¿Lo habría visto ya? —¿Vienes pensando en estar conmigo para descansar? —pregunté—. ¿Por qué no me has ...
... contestado entonces? ¿Sueles ignorar a la persona en la que, según tú, estás pensando? Adrián bufó. —Es sorprendente —declaró—. Te he encontrado con otro hombre y tienes la santa vergüenza de cuestionarme por qué no te contesté una llamada. ¿Qué? ¿Vas a decirme que de haberla respondido no te hubiera encontrado así? ¿Es mi culpa entonces? —Adrián, ese hombre no me tocó. —¡Pero te vio! ¡Te vio, Regina! —el dolor en sus ojos me estrujó el corazón y humedeció los ojos—. ¡Vio a mi mujer comportándose como si no fuera mía! —El día que nos acostamos con Marena tú mismo dijiste que no tendrías problema si yo decidía probar estar con otro hombre algún día. Tú dijiste... —¡Claro, Regina! ¡Claro que lo he dicho! Como todas las personas lo dicen confiando en que sus parejas no son lo suficientemente estúpidas para desconocer la fidelidad. —¿Puedes medir lo que dices? —pregunté con un gran nudo en la garganta. Adrián alzó las cejas con sorpresa fingida, —Perdóname, lo que menos quiero después de haberte encontrado así es que te sientas mal —dijo con ironía. La burla en sus palabras empujó las lágrimas sobre mis mejillas. —No es eso —chillé—. Es solo que tú no eres así. Tú jamás me has hablado como lo estás haciendo. Su rostro se crispó en dolor mientras negaba con un movimiento de cabeza decepcionado. —Porque jamás te había encontrado... —escupió a medias—. No puedo, Regina... Susurró cuando por fin desprendió su mirada de la mía y se enganchó en el ...