1. HASTA LA CIMA - SEGUNDA PARTE


    Fecha: 25/03/2022, Categorías: Infidelidad Autor: maia24, Fuente: RelatosEróticos

    ... paso fue el catedrático. Aunque la idea de acercarme de una forma más personal al catedrático que estaba poniendo en juego mi futuro por una alteración de hormonas suyas, no me molestaba el hecho de poder sacar algo bueno de ahí, sobre todo cuando se trataba de mi futuro. La primera vez que se acercó fue para ofrecerme una asesoría extraordinaria en la que podía explicarme temas que no estuvieran en mi control todavía y así pudiera ayudarme con mis trabajos para mejorar las notas. Acepté pensando que quizá Marena estaba equivocada pero, como siempre, tenía razón.
    
    Aunque las asesorías me vinieron como anillo al dedo, el ambiente en ellas no era del todo educativo. Solía atraparlo mirándome más de la cuenta, o él mismo se saboteaba soltando comentarios que parecían tratar de ser amigables y terminaban siendo incómodos. Pensando que el catedrático podría aburrirse por estar cerca de mí y no obtener retribución alguna, me esforcé en realizar trabajos perfectos e incluso saqué la ropa provocativa de mi guardarropa para mantenerla al alcance; las mini faldas plisadas que se ocupaban por cubrir solo lo necesario, jeans que mejoraban la forma de mis glúteos, vestidos que no dejaban nada a la imaginación.
    
    Aquella fue la primera vez que usé mis atributos para manipular a un hombre y obtener un bien. ¿Acaso estaba eso mal? ¡Por supuesto que no! El que había estado mal había sido él, que me había orillado a hacerlo con su falta de profesionalismo.
    
    Antes de los finales recibí ...
    ... un correo del profesor confesando cierta atracción por mí, correo que finalizó con un simple:
    
    Si deseas delatarme con la administración de la universidad lo entenderé y asumiré mi responsabilidad.
    
    Fue una pena porque esa frase fue la que canceló la posibilidad de hacerlo sufrir con la incertidumbre. Si el catedrático esperaba que lo delatara, definitivamente era una posibilidad que estaba descartada. Aunque jamás respondí el correo, ni lo comenté durante las asesorías posteriores, me mostré más amable y me esforzaba por tratar temas externos a la universidad.
    
    ¿Está casado? ¿Tiene hijos? ¿Cuántos años tiene? ¿Cuántos años pretende estar aquí? ¿Le gusta la docencia?
    
    Y un montón de preguntas cuya respuesta me parecía irrelevante. Ese fue el factor clave para que el catedrático cayera rendido y terminara sacando la mejor nota de la generación. El día después de firmar mi calificación el catedrático me citó fuera de la universidad, invitación que acepté para culminar con el asunto.
    
    Era una cafetería alejada de la universidad. Nos sentamos, conversamos y al final de ella el catedrático dijo tres cosas. La primera fue una felicitación por mi gran crecimiento académico que fue seguida de palabras llenas de algún tipo de orgullo, la segunda fue una petición:
    
    —Me encantaría verte ejercer, serás una mujer excelente.
    
    Y la tercera una pregunta nerviosa.
    
    —¿Has leído mi correo?
    
    De las pocas cosas que he disfrutado en la vida, ese momento en el que me sentí tan ...
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