Sabor Salado
Fecha: 04/04/2022,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... combinado y lo acerqué a mis labios.
Dios, como olía. Puede que la tarta no fuera la del restaurante, pero el esperma caliente recién cosechado sumaba puntos a su favor. Lo engullí sin miramiento y casi me corro al probarlo. Solté un gemido descaradamente audible, luego un “guau, que pasada” y ataqué para llevarme un segundo trozo a mi boca.
Miquel me miraba asombrado, como si me hubiera vuelto absolutamente loca, lo cual no estaba muy lejos de suceder. Noté su mano entre mis piernas, me abrí todo lo que pude y tres dedos suyos resbalaron en lo más profundo de mi empapaba vagina. Me sentí casi empalada, comenzó a masturbarme a un ritmo realmente fuerte, y yo empecé a comer a bocados la puta tarta de chocolate empapada en su leche. Me sentí la mujer más guarra, puta y perra del mundo, una auténtica cachonda disfrutando sin excusa de su sexo como nunca había hecho.
Pronto engullí todo el pedazo de tarta, su mano -prácticamente el puño- entraba y salía dentro de mí como un pistón. Enloquecida, saqué la lengua para relamer las últimas gotas y migajas que quedaban en el plato mientras Miguel se concentraba, ahora sí, en llevarme a lo más alto. Me corrí de una forma bestial con el último lengüetazo de esperma, dejándome caer desmadejada sobre él. Fue, de lejos, el orgasmo más brutal de mi vida, algo indescriptible. Miguel me miraba con una mueca de preocupación, hasta que entre gemidos y la respiración entrecortada le dije que me dejara recuperarme, que luego se lo ...
... explicaba todo.
Poco después le contaba mi experiencia con Amparo en el restaurante y como no había tenido más remedio que tratar de repetirla en casa, pidiéndole medio en broma perdón porque no sabía cómo pedirle que se corriera sobre mi comida sin parecer una pervertida.
- “Pareces tonta, nena, de verdad. Sabes de sobra que me encanta correrme en tu boca o en tu cara, ¿por qué iba a parecerme mal probar? Lo que ha sido flipante es cómo has disfrutado, nada que ver como cuando te tragas mi leche. Joder, es que parecía como si cada bocadito de la tarta fuera un pequeño orgasmo...”
- “No vas desencaminado, es que ha sido exactamente eso.”
Desde ese día, el mezclar esperma y comida fue una de nuestras prácticas sexuales favoritas, casi una obsesión. Probamos con todo, desde pasta a tostadas pasando por cereales de todo tipo, pero acabamos reduciéndolo a los dulces, pasteles, alguna fruta y helados, que eran las combinaciones que mejor funcionaban. Llegué incluso a probarlo con café, una especie de cortado pero con la leche de Miguel. Estaba bueno y el sabor era curioso, pero mejor con chocolate.
También dejé que se corriera dentro de mi vagina, para después tratar de recuperar todo el semen que pude y, mezclado con mis jugos, empapar un trozo de tarta... de chocolate. Y aunque no estaba mal, no acabó de satisfacerme, he de reconocer que el olor familiar de mi vulva no me resultó especialmente enervante. Pero tenía la sensación de que aquello podía funcionar, y apunté ...