1. Hechos durante la represión


    Fecha: 07/04/2022, Categorías: Hetero Autor: campillo, Fuente: CuentoRelatos

    ... contigua, donde nos hicieron una revisión íntima, aunque moderadamente tolerable. Pero a partir de ese momento, quedé sola, sin mis compañeras.
    
    Una policía se presentó en la sala, y me dijo que la siguiera, lo que hice, y me llevó al lugar donde fui alojada: una habitación pequeña con una cama, una ventana alta y en un rincón, separado, un inodoro y un bidet. Al entrar y antes de cerrar la policía me indicó que quedaría detenida en averiguación de antecedentes y me pidió la bata. Quise protestar porque quedaría desnuda, pero no me hizo caso. De cualquier modo, la temperatura era agradable y no faltaba un elemental confort, pero la sensación de estar desnuda era extraña.
    
    Cuando quedé sola, me senté en la cama y abracé mis rodillas, en posición fetal, mientras repasaba todo el ambiente y pensaba en mi situación: El lugar, era limpio, las sábanas impecables y si bien no eran más que cuatro paredes blancas, no era desagradable, ni parecía una celda común. Nada sugería que tuviera qué temer, más que no tenía antecedentes. La soledad y el silencio eran notables. No había visto a nadie en el camino y no había oído nada.
    
    Pasaron cinco o diez minutos, cuando la puerta se abrió y oí una voz de hombre que ordenaba: -Quítese la bata y entre-. Pensé que sería una de las chicas, pero el que entró fue Héctor, que estaba completamente desnudo, y atrás de él, la puerta se cerró.
    
    No me advirtió al entrar, pero si a los pocos instantes, y al ver mi desnudez y la situación, tuvo ...
    ... una erección formidable, pero se dio vuelta para que yo no la advirtiera. Yo la había visto y no podía creerlo. Se instaló un ambiente extraño, en el que nuestros instintos parecían bullir. Siempre había tenido una relación formal y distante con Héctor, y con Marcia, su mujer, tenía una onda particular. En mi cabeza se agolpaban los pensamientos y sentimientos contradictorios me turbaban, en medio de esta situación inusual. El ambiente era tenso y confuso, el tiempo pasaba lentamente, y reinaba en mi ánimo una confusión enorme, en el marco de una tensión sexual descomunal. Me repetía para mi misma: no, no, no, como si negando la situación fuera a desaparecer la realidad. A los pocos instantes, Héctor se volvió a mirarme; estaba visiblemente alterado, como yo. Tenía a un metro una mujer desnuda, en la soledad del cuarto, y no sabía como controlar la situación, ni encontraba un modo de comportarse. A él como a mi, le bullía la mente y el cuerpo.
    
    Pasado un rato no muy prolongado, habló, sin mirarme:
    
    -María, ¿qué vamos a hacer?-. Yo no supe qué contestarle, y el silencio se instaló entre nosotros, mientras yo comencé a llorar. Había una gran tensión. Cuando Héctor me oyó llorar se arrimó a mi, y me acarició la cabeza; era un gesto tierno y me volví a mirarlo. Entonces me topé de frente con su miembro erecto, al lado de mi cara. Quise apartarlo pero si estiraba mi mano lo empujaría de su pija, en tanto Héctor no fue capaz de volver a su sitio de inmediato. Temblaba. Se había ...
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