1. Mi miedo a volar es calmado de forma inesperada


    Fecha: 07/04/2022, Categorías: Hetero Autor: Gab, Fuente: CuentoRelatos

    ... era un gesto normal para ella, y ser la chica más sensual del mundo era algo habitual en ella?
    
    Las turbulencias iban y venían, pero pasaron 10 minutos y no me tranquilizaba. Saqué una manta y me la puse, como para intentar dormirme. Algo absurdo, con tal nerviosismo no dormiría nunca. De repente el avión se sacudió algo más fuerte, y me incorporé alarmado. La chica me miró, casi riéndose. Me volví a recostar. Entonces, sin ningún pudor, me puso la mano sobre la rodilla, por encima de la manta:
    
    - Tranquilo, no pasa nada. Mira alrededor, todos siguen durmiendo. Tienes que tranquilizarte.
    
    Asentí sin contestar. Mi corazón iba a salirse del pecho. Intenté respirar despacio. Las turbulencias se estabilizaron, pero el avión seguía sufriendo un ligero temblor constante. Cuando me tranquilicé un poco, de repente mi mente se concentró en lo que estaba ocurriendo. La chica seguía con su mano sobre mi rodilla. Las turbulencias se habían calmado, pero ella no había retirado su mano, mientras veía su serie. Yo estaba alucinando. No le importaba que mi novia estuviese a mi lado, ni que alguien la pudiese ver? Iba a decirle algo, pero justo las turbulencias volvieron a comenzar. Estaba pasando uno de los peores momentos de mi vida. Mi fobia a volar se había desarrollado en los últimos años, por lo que no había buscado todavía ayuda profesional. Volví a mirar el mapa, ahí seguíamos, en medio del océano. La chica vio que miraba el mapa nerviosamente. Apagó su ipad, apretó mi rodilla ...
    ... suavemente, y mirándome me dijo:
    
    - Cariño, no puedes seguir así, te va a dar un infarto. Falta todavía la mitad del viaje.
    
    Ya me daba igual donde estuviese su mano. Cerré los ojos fuertemente y asentí con la cabeza a lo que decía. Yo seguía con la manta puesta. Entonces, con los ojos todavía cerrados, sentí como retiró su mano de mi rodilla. Cinco segundos después, note como la manta a la altura de mi muslo, se levantaba, y entonces sentí su mano posándose en él. Casi me dio un ataque, di un pequeño salto, abrí los ojos y miré. Su mano estaba, bien disimulada, bajo la manta. La miré a la cara. Cuando fui a pedirle que parase, me quedé callado ante ella. Sus bonitos ojos posados sobre los míos, mirándome fijamente, una cara de ensueño. Me quedé otra vez embobado, como cuando la vi aparecer en el avión. Las turbulencias seguían, y mi miedo crecía sin parar.
    
    Esto estaba mal, sobre todo con María al lado. Pero egoístamente pensé que si una simple mano en mi muslo me iba a distraer del maldito momento que estaba viviendo, entonces elegía esta opción.
    
    Tras unos segundos iniciales en los que simplemente tenía su mano sobre mi muslo, empezó a apretar suavemente, como masajeando mi pierna. La cabrona estaba teniendo efecto. Las turbulencias seguían, pero mi mente empezó a distraerse. Y peor aún… o mejor aún. Mi polla empezó a despertar ligeramente. No me lo podía creer, esta situación era surrealista. Me costaba reconocerlo, pero me encantaba su mano en mi muslo. Se sentía ...
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