Mi miedo a volar es calmado de forma inesperada
Fecha: 07/04/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Gab, Fuente: CuentoRelatos
Casi 2 horas de retraso, por fin podíamos entrar al avión. La gente, que se había estado quejando y lamentando desde que nos informaron por primera vez que el vuelo se iba a retrasar, tomó la noticia con alivio.
Era finales de abril, aeropuerto de Barajas, en Madrid, con destino Miami. A mi novia María y a mí nos esperaban dos semanas de vacaciones, que llevábamos planeando 6 meses. Llevaba con ella casi 3 años. Era una chica pijilla, la había conocido en una fiesta organizada por un amigo de la época universitaria. Rubia, buen cuerpo cuidado de hacer ejercicio. Físicamente me encantaba. Sin embargo, llevaba tiempo albergando secretamente mis dudas. Su carácter y forma de ser eran algo difíciles. Me intentaba convencer a mi mismo de que con el tiempo, mis dudas desaparecerían. Por ello, decidí organizar este viaje, como sorpresa, para pasar 2 semanas juntos, y acercarnos aún más.
Solo había un inconveniente… odiaba volar. Y qué mejor que 10 horas metido en un avión sobre el Atlántico para sobreponerme a mi miedo. Llevaba unos días nervioso, y que el vuelo se retrasase no ayudó a tranquilizarme. Elegí el vuelo de tarde, con la idea de intentar dormir al menos la última parte del viaje. Ahora con el retraso, esperaba que el sueño me venciese incluso antes de llegar a medio trayecto.
Empezamos a entrar ordenadamente. Miré hacia atrás, a la gente del final de la cola, y entonces me fijé en una chica, que iba hablando por el móvil y dando vueltas. Tenía una melena lisa, ...
... morena, muy morena. Medía unos 1,65 cm, piel algo tostada, muy guapa, como caucásica pero con un toque latino. Era algo así como si su padre fuese estadounidense blanco, y su madre colombiana. Un bellezón.
En cuanto a la apariencia, era lo que yo llamo una “chica gorra”. Llevaba su gorra puesta, vestía unos vaqueros ajustados que le hacían un culo espectacular, y una sudadera de cremallera, también ajustada, que marcaban una voluminosa figura. Como experiencia, todas las “chicas gorra” que he conocido me han dado problemas. Estaba seguro de que esta respondía también a ese perfil.
Pasamos dentro. Era un avión grande, con filas de 3 asientos a los lados, y una fila de 6 asientos en medio. Llegamos a nuestra fila, María eligió ventana, y yo quedé en el centro. Estaba nervioso, con pocas ganas de hablar. María, que ya conocía mi fobia, me dejó tranquilo, sacó su almohada, cascos y antifaz, preparándose para el viaje. Me alucina esta gente que se puede dormir tan tranquilamente en el avión. María era una de esas. Estaba mirando mi móvil, ya sentado, cuando vi de reojo que alguien dejaba su bolsa en el asiento vacío de pasillo. Tras unos segundos, miré, y vi que era la “chica gorra“. Me quedé embobado al verla de cerca. Se había quitado la sudadera, ya que dentro del avión hacía algo de calor, y estaba colocando una maleta en el compartimento superior. Llevaba una camiseta de tirantes puesta. Al elevarse para dejar la maleta, la camiseta se levantó un poco dejando ver casi ...