Mis mañanas perversas con él
Fecha: 07/04/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Rasalo, Fuente: CuentoRelatos
—¡Se ha salido! ¿Qué está mal? ¿Qué pasa?
Al oído, en un susurro, le escucho.
—Métela en tu boca, mi amor, pero estate quieta, no te muevas.
No digo nada, simplemente obedezco, meto mi cabeza bajo las sabanas, hasta su vientre, e introduzco su polla en mi boca, todo lo que puedo, la noto chocar contra mi paladar, casi llegar hasta mi garganta, y me quedo quieta, muy quieta, como me ha pedido.
Pasan los minutos, siento como su respiración se hace cada vez más regular, se está quedando dormido, ¡se ha quedado dormido!, siento su sexo en el interior de mi boca, en mi interior, duro, suave, mientras el tiempo pasa.
He perdido la noción del tiempo transcurrido, bajo la sabana hace calor, pero no me atrevo a moverme a sacar de mi boca su sexo, pasa el tiempo, la posición empieza a ser incomoda, me muevo para evitar que se me quede "dormido" el cuerpo.
Su voz llega a mis oídos como un latigazo.
—¡Quieta, no te muevas!
Me quedo paralizada, he bajado mi cabeza bruscamente y siento como su sexo golpea fuerte contra mi garganta, una arcada está a punto de hacerme vomitar, pero logro contenerla, me quedo muy quieta, sintiendo como su sexo que había perdido su dureza se vuelve nuevamente duro, crece en mi boca, la llena.
Cuanto tiempo ha pasado, tal vez una hora, a través de las sabanas pasa más claridad.
Al recordar la noche pasada siento que mi sexo empieza a humedecerse, espero, deseo llevar una de mis manos y acariciarlo, pero tengo miedo de ...
... despertarlo, de que se dé cuenta, me quedo quieta, sintiendo mi boca llena.
Su sexo, comienza a moverse, a salir y entrar en mi boca, ¡me está follando!, ¡me está follando por la boca!, siento como llega hasta mi garganta, su mano se posa en mis nalgas, mientras con la otra retira la sabana de encima de mi, el aire fresco llega hasta mi cuerpo, mi rostro, el sol golpea mis ojos y me hace cerrar los ojos.
Su mano acaricia mis nalgas, las aprieta y de vez en cuando me da un ligero azote, mientras sigue entrando y saliendo de mi boca.
Se queda quieto, mientras noto como me inunda la boca, su semen y mi saliva llenan mi boca, intento sacar su sexo de mi boca, pero su mano, en mi cabeza, detiene mi movimiento…
—Estate quieta, ¡no te muevas!, no te muevas.
Acepto su orden, que otro remedio tengo, es su deseo.
Con dificultad trago el contenido de mi boca, mientras sigo sintiendo su sexo en ella.
Pasa el tiempo, los olores ya me son comunes, siento su tranquilidad, su paz, en el calor de su cuerpo, yo también estoy tranquila, los músculos de la boca comienzan a cansarse pero mi cerebro la ordena que se quede como está.
Una caricia, su mano pasa por mi pelo, acaricia mi rostro, y su voz, su voz llega a mis oídos.
—Vamos golosa, es hora de ducharse… —dice mientras empieza a incorporarse de la cama.
Sé que esta frase la ha acompañado con una sonrisa, aunque no la he visto, lo conozco.
Se levanta y camina hacia el baño, veo su cuerpo desnudo mientras camina con ese ...