1. Mis mañanas perversas con él


    Fecha: 07/04/2022, Categorías: Hetero Autor: Rasalo, Fuente: CuentoRelatos

    ... las manos sobre la mesa se mira en silencio, con esa mirada que me fascina, en la que no puedes leer lo que piensa, la mirada que siempre he asimilado al tahúr de póker, de quien nunca sabes si tiene en la mano una escalera de color o cinco cartas surtidas.
    
    Su voz, nuevamente esa voz que me hace ponerme rígida, que me eriza los cabellos.
    
    —Métela.
    
    —¿Mas? —pregunto ingenua.
    
    —Métela, ya sabes dónde.
    
    —Está caliente, muy caliente, me va a quemar —mi voz había cambiado, la noto con un tono de súplica.
    
    —Procura que no se manche el vestido.
    
    Por un momento no supe que hacer, luego lentamente me levanto de la silla mientras saco la salchicha de mi boca, levanto mi falda hasta descubrir mi pubis desnudo, sujeto con una mano el vestido, separo mis piernas y acerco la salchicha a mi sexo, efectivamente la noto caliente, no tanto como esperaba, su paso por mi boca la ha enfriado bastante.
    
    Lentamente la voy introduciendo en mi coño, empujándola hasta que me penetra, cuando está dentro, me asalta la duda, ¡me tiene que estar viendo todo el restaurante! Miro a mi alrededor, al resto de las mesas, afortunadamente el panel de madera que separa las mesas me protege, nadie a la vista afortunadamente.
    
    Junto las piernas mientras noto el calor en mi interior, en mis muslos, me quedo de pies, mientras dejo caer la falda.
    
    Le estoy mirando a los ojos, desafiante, mientras me siento llena por dentro y avergonzada.
    
    —Siéntate, recuerda no manches la falda, una mancha en ...
    ... ese vestido queda horrible —me dijo mientras sonreía— aunque sea por detrás y tú no la veas.
    
    No sé cómo hacer, lentamente levanto la falda por detrás de mi cuerpo, recogiéndola al mismo tiempo, hasta poder sentarme sobre mi trasero sin que la falda se interponga entre este y el asiento de la silla.
    
    Dejo las manos sobre la mesa y me quede mirándolo, hasta que, sin saber la razón clavo la vista en el plato que tengo frente a mí.
    
    Nuevamente ha comenzado a hablar en el mismo punto donde habíamos interrumpido la conversación, mientras yo, cada vez más azorada, pienso en la salchicha rompiéndose en mi interior e intento hacer los menores movimientos posibles.
    
    El tiempo pasa y tras pedir los cafés solicita la cuenta al camarero, paga y se levanta, solícitamente, me tiende la mano para ayudarme a levantar, el terror me invade, se romperá, seguramente se romperá. Tomo su mano y me levanto, intentando no reparar los muslos.
    
    Ya de pie, tengo que separar las piernas para lograr algo más de estabilidad, siento como se desliza de mi interior, como resbalaba de entre mis muslos y con un ruido ensordecedor, seguramente todo el restaurante lo ha escuchado, cae de entre mis piernas en el suelo.
    
    La realidad es que nadie se ha dado cuenta, afortunadamente, creo morir de vergüenza incluso siento como el rubor sube a mis mejillas, en el suelo entre mis pies reposa la salchicha.
    
    —No te preocupes, encontraremos algo que no se caiga cuando te levantes. —me dice casi en al oído ...
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