1. El pasajero oscuro (Parte II)


    Fecha: 09/04/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Gab, Fuente: CuentoRelatos

    ... desplazada. Acabamos discutiendo. No entendía cómo mi actitud había cambiado tan radicalmente en tan poco tiempo, y me lo echó todo en cara. Tenía razón, pero me molestó enormemente que me lo dijese. La dejé, no necesitaba a una niñata en mi vida tocándome los huevos. No se lo tomó muy bien, claro.
    
    El mundo perfecto que artificialmente me había construido durante 10 meses se desmoronó. Volví a la casilla de salida, y estaba frustrado, cabreado. Odiaba a todos y me odiaba a mí mismo.
    
    El primer sábado tras la ruptura, a mediodía, sonó el timbre de la puerta. Era la hija de los vecinos que venía a por Ana. Le dije que no estaba y la acompañé a su casa. Eran 10 segundos andando y realmente no hacía falta que fuese con ella, pero quería ver un poco a Kim. Simplemente por alegrarme la vista en un momento jodido. Me condujo por un pasillo lateral que daba directamente al pequeño jardín trasero de la casa. Abrió una puerta de madera y entró. Yo me quedé en el marco de la puerta, paralizado. No estaba preparado para la imagen que vi. Kim estaba sola trabajando en el jardín. Era primeros de julio, con bastante calor. Llevaba puestos unos shorts que no llegaban al medio muslo y una camiseta de verano oscura sin tirantes con un generoso escote. Llevaba una bandana estrecha en la cabeza para sujetarse el pelo, lo que le daba un toque juvenil. Estaba de rodillas a unos 5 metros de mí, trabajando con una pequeña pala en la tierra. En esa posición el escote dejaba ver sus tetas por ...
    ... completo, solo mantenidas por un sujetador blanco que a duras penas conseguía contenerlas. Dejó su actividad por un instante y levantó la mirada levemente. Petrificado como estaba con mis ojos fijos en sus tetas, no pude reaccionar a tiempo para apartar mi mirada. Pensé que me había pillado. Sin embargo, en lugar de levantar por completo la mirada y dejar de trabajar, volvió a su actividad una vez se percató que era yo trayendo a su hija de vuelta.
    
    -¡Hola! ¿Qué tal? –dijo sin mirarme mientras cavaba un agujero– ¿Vais a salir?
    
    Preferí no decirle que Ana y yo habíamos roto.
    
    Estaba hipnotizado por sus tetas, que con el movimiento al cavar se balanceaban en el sujetador.
    
    - No, Ana no está hoy en casa. No soy buen cocinero así que me temo no puedo ayudarla – dije señalando a su hija.
    
    Kim se irguió y sonriéndome me dijo que no pasaba nada, dándome las gracias por traerla de vuelta. Me estaba poniendo cachondísimo, así que decidí despedirme rápido y dar media vuelta.
    
    Alucino con estas mujeres, sobre todo cuando ya se aproximan a los 40, que piensan que están fuera del mercado y que nadie se fija en ellas. Kim no era una mujer que buscase atención. No me había provocado, simplemente no se le había ni pasado por la cabeza que esa escena resultase atractiva a alguien. Y menos al vecino de unos 5 años menor con pareja estable.
    
    La escena me había provocado de tal manera, que a día de hoy es la vez que más cerca he estado de correrme sin contacto. Se me quedará grabada ...
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