1. Sesión golfa


    Fecha: 11/04/2022, Categorías: Voyerismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    La sala se sumió en las tinieblas, y casi al instante volvió a quedar iluminada con las luminosas tonalidades de los anuncios que se fueron agolpando en la pantalla. La joven paseó su mirada de ojos grandes y oscuros por la estancia, complaciéndose de la casi nulidad de público que había en aquella sesión nocturna de un día laboral, ya que sólo se contemplaba en el espacio la cabeza de un hombre adulto, situada en las filas centrales.
    
    Ellos, por su parte, se habían resguarnecido en las butacas de la esquina superior izquierda, en el mismo lateral desde el cual surgía el pasillo estrecho que daba acceso a la recepción a las salas, donde un adormilado y aburrido chico se mostró complacido de servirles un bol de palomitas, un cuenco de nachos con queso aún burbujeante por la temperatura y unos refrescos. Apenas podía contener el entusiasmo cuando tendió la mano para recoger el dinero necesario para la compra.
    
    No en vano, aquel pequeño cine de barrio se encontraba en un declive próximo al cierre. La escasa clientela, las modestas instalaciones y una cartelera poco llamativa conducían inexorablemente a tal fin. La gente optaba por marcharse a las afueras de la ciudad, donde habían levantado un centro comercial que contaba con unas salas de cine espectaculares y otros espacios recreativos.
    
    Sin embargo, aquel escaso interés complacía notablemente a la pareja de la esquina superior, pendientes de la interminable cadena publicitaria y comiendo distraídamente las ...
    ... palomitas, hasta que el cuerpo de la joven se estremeció al notar la presencia de su mano en el muslo derecho. Aquel contacto, al cual ya debería estar familiarizada, le provocó una sensación electrificante e impactante, intuyendo las pretendidas intenciones que velaban bajo la yema de sus dedos. Pese a ello, la mano continuaba allí, inmóvil, como si se tratase de una expedición de aventureros en una selva desconocida, avisora ante cualquier señal hostil.
    
    Esa noche, como todas las precesoras, hacía el calor insoportable propio de agosto, y en la sala no contaban precisamente con un sistema refrigeratorio decente, por lo que la gota de sudor que perló la frente del hombre hasta precipitarse por su afilado mentón pudiera parecer que obedecía a la temperatura ambiente, pero realmente respondía al enloquecido retumbe de su corazón.
    
    Sus ojos resbalaron por su cuerpo iluminado por los anuncios, sonriendo para sus adentros, al tiempo que mordisqueaba un nacho y su imaginación se espoleaba. Llevaba una felpa que descubría su frente y su pelo liso y castaño se precipitaba en forma de cascada enmarcando su rostro redondeado, de tiernas mejillas y labios suculentos pintados de rojo. De su cuello esbelto pendía un plateado collar, que aún se vislumbraba bajo la camisa vaporosa que llevaba puesta, que dejaba trasparentar su sujetador negro y el llamativo piercing de su ombligo. Una minifalda vaquera, que se abría y cerraba con una cremallera, junto a unas sandalias completaban su atuendo ...
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