El patio de mi casa
Fecha: 20/04/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos
... las historias de mis amigas era lo único que me ponía a tono. Sobre todo estas tan picantes, como la que Carolina estaba a punto de contarme.
—Nada, hablamos, hablamos y…
—Eres siempre igual… ¡Sigue, mujer! —siempre me dejaba las historias a medias para que la suplicase.
—Como me gusta cundo me lo pides así. —se volvió a reír dando un sobro al agua— Quedamos hace una semana, pero al final no pudo ser y al día siguiente… en el gimnasio…
—¡No! ¿Te lo follaste en el gimnasio?
—Exacto. Pin Pan. En los baños, ¡qué gusto, cariño! Me dejó para el arrastre.
—Puta suertuda. —agaché la cabeza lamentando mi suerte.
—Pues tu vecino no tiene mala pinta, al menos algo preparado… —mirándole fijamente— y quizá si se ducha… estaría bien.
—Es muy tímido, no me habla nada. Su hermano pequeño una monada, pero este… olvídate.
—Igual le gustas y por eso no dice nada, le impones.
—¡Calla, anda! Podría ser su madre —me reí mirando hacia atrás al chico que seguía descolgando la ropa
—Igual eso le pone.
Carolina levantó las cejas para provocar en mí una carcajada y le dije que dejásemos ya el tema. Rober podía tener algo de atractivo aunque ni por asomo me imaginaba algo con él era muy raro, le había visto siendo un niño. Aunque algo pasó por mi mente cuando mi amiga se fue y me metí en la cama. Pensar en que le gustase, en que se hubiera fijado en mí y descolgando la ropa, todo se encaminó a una pregunta ¿Y si Rober me ha robado las bragas?
El tiempo fue ...
... pasando y seguí con mi rutina habitual, aunque después de ese día, ponía un poco más de atención al colgar la ropa. Sentía un poco de curiosidad por descubrir al ladrón de ropa interior, creo que en el fondo lo hacía porque mi vida se estaba tornado aburrida y eso le daba un empujón.
Las colocaba lo más cercanas a mi puerta posible, para que el individuo que las afanase lo tuviera difícil. Después de tres meses que las rojas desaparecieran, “perdí” otras blancas al colgarlas.
Las tres tenían en común que eran de buena calidad, eso me fastidiaba porque no me robaba bragas baratas, el ladrón era un sibarita. Decidí comprobar si en verdad me robaban o seguía siendo un fallo mío, aunque con tres “perdidas” las posibilidades eran escasas.
Me compré un tanga barato, pero bien bonito, de lo más sugerente que coloqué justo al lado de donde mis vecinos solían colgar la ropa. Lo hice un viernes a la tarde, sabiendo que la última me la habían robado en fin de semana tal vez el ladrón volvía a cometer sus mismos vicios.
Exactamente, al día siguiente el tanga no estaba. No me dio ni asco, ni rabia, solo sentí una curiosidad que se transformó en risa. Había alguno de mis vecinos que me deseaba, o al menos a mis bragas. Todavía conservaba una buena figura, con voluminosos pechos y unas anchas caderas que hacían parecer mi cintura enana.
Esperé un tiempo, más que nada para que no fuera escandaloso. El ladrón no sería tonto, si le dejaba otra braga en la cuerda estaba claro que no ...