Mala leche
Fecha: 21/04/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... una chica en esa postura, pero con sus cuarenta y pico kilos, sin duda mi primita era la candidata perfecta.
Cuando Natalia escupió mi corrida en la taza de su cuñada, ésta se llenó hasta casi la mitad.
—Perfecto —sonrió satisfecha.
Mientras ella iba preparando los cafés, yo empecé a servirlos. Empezamos por los de los hombres, que estaban mas impacientes, y luego seguimos con los de las señoras. Como era de esperar, la víbora de María no quedó satisfecha con su café, pues, según ella, Natalia había sido tacaña con el Baileys.
—Si quieres te pongo un chupito —ofreció mi prima con una rara mezcla de placer y resentimiento.
En cambio, yo a quien observaba era a mi tía que en ese momento paladeaba el primer sorbo de su café solo. Al hacerlo, se quedó extrañada, como si notase algo raro en su café. Al final abrió los ojos como platos y me miró desconcertada. Entonces, se llevó la taza a la nariz para apreciar más finamente el aroma y ya no tuvo duda alguna de que la mitad de su café era esperma, el esperma de su sobrino. Poco a poco su gestó se suavizó hasta esbozar una tibia sonrisa y tomar un nuevo sorbo con sus ojos clavados en mí. En efecto, a mi tía Pilar le gustaba el café amargo, sin azúcar, de modo que apreció que le hubiera servido un café tan cargado.
Al rato, durante la sobremesa, mi tía se acercó a mí mordiéndose el labio. Caminaba inquieta. Después de confesar que hacía tiempo que no se ponía tan cachonda, me preguntó si podría echarle un ...
... vistazo a su ordenador.
—Ya tiene algunos años y hace tiempo que nadie le da un buen repaso —se insinuó lascivamente.
En cuanto pasamos al despacho de su marido mi tía echó el pestillo en la cerradura. Estudié rápidamente la sala y fui a dejar mi gin-tónic sobre la mesa. Cuando mi tía se aproximó, le hice un gesto para que se detuviera y le indiqué que se quitara las bragas. Sus besos fueron los más perturbadores de mi vida.
En vez de acuclillarse, mi tía se puso de rodillas para chupármela, era una mujer de las de antes. La chupaba sin hacer extravagancias, con elegancia, era toda una señora. Desde luego no tenía nada que ver con la zorra de su hija. Yo la dejaba hacer y, de vez en cuando. tomaba un trago de mi copa. Nunca había imaginado que se pudiera mamar una verga de forma tan educada. De buena gana la habría premiado con una copiosa eyaculación, pero ella misma me había solicitado que le diera un buen repaso.
Hube de esperar durante un buen rato para que mi tía se saciara. Yo había aprovechado para hacer un ovillo con sus bragas y, cuando le dije que abriera la boca, los ojos le chisporrotearon. Antes de que la amordazara, mi tía me pidió que mirara en el último cajón del escritorio.
Fui a ver y descubrí una buena colección de juguetes eróticos, un frasco de gel lubricante Durex y hasta un par de esposas. Cuando alcé la vista vi que mi tía Pilar ya estaba preparada para que la montara. Sólo cogí el lubricante.
Como había eyaculado una hora antes, no tuve ...