Segundas partes son buenas
Fecha: 22/04/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Geronimo68, Fuente: CuentoRelatos
... tomar una silla, pero me pidió lo hiciera en la misma cama. Me puse a su lado.
-Has podido comunicarte con tu marido? pregunté por hablar algo…
-Sí, si… hablamos esta tarde. Le dije que parecía venir la tormenta y me dijo que no dudara en llamarlo.
-Sí, no hay problema. Yo estoy para lo que necesiten.
-Es muy amab… y otro estampido de rayo volvió a interrumpirla. Se pegó a mí y me pidió que la abrazara, que sentía mucho miedo.
-Ven, tranquila… tranquila. No temas!
Nos quedamos así, a la luz de la vela mientras afuera arreciaban los chaparrones y bramaban los rayos. La abrazaba de manera paternal.
-Usted es muy bueno, me dijo. Ya nos ayudó aquella vez…
Puse mi dedo en su boca.
-Ssshh… No es necesario que lo menciones. Fue muy raro para mí lo pasado, pero si les ayudó me alegro.
Me miró y me sonrió.
-Claro que nos ayudó. Yo estaba mal y mi esposo fue muy comprensivo. Lo amo y lo respeto, solo que hay necesidades que nos superan a veces. Yo sé que él hubiera podido pedirme que aguantara mis ganas y estaba en su derecho. Pero prefirió recurrir a usted…
-Claro, entiendo. Y yo por supuesto le agradezco la confianza… LES agradezco la confianza.
Sonrió otra vez y nos quedamos en silencio, oyendo el fragor de la tormenta.
-Quieres dormir? le pregunté.
-No, no… prefiero quedarme así. Me siento más segura ahora. Siempre, desde niña le he temido a las tormentas.
-Si, a muchas personas les pasa. Pero bueno, es solo cuestión de ser ...
... precavido…
Otro estruendoso rayo.
-Ay, Dios mío!
Se aferró más a mí y reforcé el abrazo. Temblaba! La tormenta eléctrica no daba respiro y seguíamos a la luz de la vela.
-Veré cómo está mi bebe…
Fue hasta otra habitación y regresó luego de abrigar al niño. Ya casi llegando a la cama, el estruendo de otro rayo la hizo tambalear.
-Preferiría meterme en la cama si no le importa, me dijo.
-Por supuesto. Tú decides.
Se quitó los pantalones sin importarle mi presencia. Se quitó la camisa y se puso una camiseta pero quedó solo con sus pequeños calzones. Yo disimuladamente miraba como sin querer mirar. Me pareció que estaba más buenota que cuando aquella vez ayudé a calmar sus ansias… Se metió en la cama y se cubrió con una manta.
-Si usted me va a acompañar, puede acostarse también. Y de paso se quita los pantalones que tiene mojados en las piernas.
-De verdad?
-Si, claro…
Ya no me lo hice repetir. Me quité los pantalones y los colgué en una silla. Me metí en la cama justo cuando… si, otro rayo hizo que buscara refugio bien cerca. Pasé mi brazo por debajo de su nuca y la abracé nuevamente. Tenía un aroma que no pasó desapercibido. Sobre todo para mi “amigo” allí abajo, que mostró los primeros síntomas de interés. Pasaron unos minutos, hablando banalidades dentro de lo que podíamos oírnos a causa de la lluvia y los truenos. Era una intimidad casi forzada por las circunstancias y se sobrellevaba. Apoyó su mano en mi pecho y la pasó luego al otro lado para ...