El regalo: Un antes y un después (Segunda parte)
Fecha: 28/04/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... rubia barranquillera y confianzuda le agarró por el brazo a la señora Almudena y dieron la vuelta las dos como un par de viejas conocidas. Yo me fui tras ellas siguiendo sus pasos hasta el interior de una vivienda. En el recibidor me deshice de la camisa para limpiarla un poco. Me indicó un baño anexo a la entrada y me pude asear.
Al salir de él, observé a mi derecha la sala, con cuadros de gran formato, paisajes al óleo y otros coloridos, en trazos geométricos adornando las venecianas paredes. Una mesa auxiliar soportaba el peso de una escultura de dos seres desnudos inmortalizados en un fino mármol. Una felpuda alfombra en tonos cenizos, contrastaba con la armonía antigua y revitalizaba el ambiente. Sofás de tres plazas en cuero negro a un lado, y otro más de dos, formando una esquina, ofrecían su elegante comodidad. Paola acompañaba en la cocina a mi cliente.
La señora Almudena nos brindó una copa de vino, que acepté por cortesía, aunque en realidad me apetecía a esas horas una buena taza de café. Con las copas en las manos, tanto Paola como yo, fuimos de una estancia a la otra, tras el tour personalizado que nos ofreció la dueña de casa a solicitud de mi parlanchina acompañante. ¡Mujeres! Ellas prestas a comentar de los variados arreglos florales y entre tanto, yo me fijaba en las pinturas. Pero en una pared cercana a las escaleras que seguramente daban acceso a las habitaciones, colgaba un desnudo al carboncillo de un pintor reconocido por mí. Un original de ...
... Luis Caballero. Vaya sorpresa.
La mesa bien servida, a un lado Paola y en el otro yo. La señora de la casa obviamente en el centro de la mesa. El almuerzo estuvo simplemente genial, una pasta a la carbonara exquisita, acompañada por varias copas de vino tinto con la acidez necesaria para no agobiar el sabor de la comida. Me dispuse a levantar la vajilla para llevarla a la cocina pero la señora Almudena se opuso rotundamente. Me ofreció de beber una copa de brandy pero lo rechacé pues estaba conduciendo y no quería problemas. Paola encantada si lo recibió.
—Mejor si gustan, ustedes lo van tomando mientras doy una mirada por su balcón. ¿Puedo fumar aquí? —Y la señora me tomó del brazo y me acompañó, tomando ella también un cigarrillo de mi paquete, sin que yo se lo hubiese ofrecido. Le di fuego al suyo y luego al mío.
—Y bien Rodrigo, supongo que ya podríamos tratarnos con mayor intimidad, ya que has visto cómo mantengo de bien cuidada…
—Su camioneta, si señora. —le interrumpí.
—Claro que sí lo pude notar. Y por mí, ¡Perfecto si no te molesta! claro está. —Le sonreí y ella se apartó un poco para mirarme y sacudir una mancha de tierra en mi hombro, que aún permanecía sin que yo la hubiera notado tan siquiera.
—Y déjame decirte, –continúe sin dejar de mirarle a los ojos– que tienes la pintura en buen estado y es muy suave al tacto. Y en el interior, la tapicería se encuentra en magníficas condiciones y la carrocería…
—¡Espléndida! Lo sé. La cuido bastante. —Me ...