1. El regalo: Un antes y un después (Segunda parte)


    Fecha: 28/04/2022, Categorías: Infidelidad Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... bastante pasado de copas y me pidió entre sus desvaríos que la llamara. No le entiendo mucho lo que balbucea pero creo que es mejor que venga usted por él. Ya cumplí con el tiempo por el que pagó. Debo irme.
    
    —¡Pero cómo así! ¿Dónde está él? —presurosa le indagué.
    
    —Nos encontramos en el hotel xxxx, habitación xxxx. ¿Lo conoce? Es el que está por el Bernabéu. —Sí, por supuesto, afortunadamente estoy a solo unos pasos. —Perfecto, entonces no se demore por favor, ya que tengo otro cliente a quien debo atender. —Y me cortó la llamada.
    
    Mi jefe… ¿Borracho? Obviamente aquel video había hecho mella en la firme estructura de su alma. Pensé en llamar a su esposa, pero primero, desconocía su número de móvil, y segundo, ¿para qué? No, no debía inmiscuirme en sus problemas. Me encaminé hacia el hotel con prisa, mientras en mi cabeza elucubraba ideas de mi jefe teniendo sexo con aquella mujer, solo por venganza más no con placer. Él no parecía ser ese tipo de hombre, al menos era la imagen que yo tenía de él.
    
    ¡No! Don Hugo no era así. Nunca una mirada indiscreta, un roce imprudente, mucho menos un comentario fuera de lugar. Era serio, reservado y distante con todas las personas que trabajábamos bajo su dirección, sí, más nunca en mi mente lo habría visualizado pagando por sexo.
    
    Llegué al lobby del hotel y me anuncié en la recepción. La muchacha que me atendió llamó a la habitación y luego de inspeccionarme discretamente, de arriba para abajo, me indicó de gentil manera, ...
    ... como ubicar la zona de los elevadores y el piso donde ubicar a mi jefe. De manera nerviosa di dos golpecitos a la puerta, que fue abierta casi de inmediato por una bella mujer de ojos azules, labios carnosos pintados de un brillante rojo y su cabello lacio, de negro azabache, un amplio mechón, descendía dócil siguiendo la forma de sus generosos pechos y por el costado observe que le llegaba hasta un palmo por debajo de su cintura. Vestía ya una gabardina de estilo clásico, para nada ostentosa, al contrario, le hacía lucir muy discreta, a excepción del exagerado maquillaje de brillos purpúreos en los párpados y el grueso delineado oscuro, contrastando con el azul claro de su mirada.
    
    —Hola, soy Silvia. —Me presenté de manera tímida y a continuación extendí mi mano para estrechar la de ella. —Mucho gusto, Cassandra. —Y me permitió el acceso a aquella habitación. Tenía un acento extranjero, arrastraba la lengua al pronunciar las «eses» y la «erre» de su nombre. Era casi tan alta como mi jefe, alrededor de un metro con ochenta. Bastante atractiva.
    
    —El señor no habla mucho, ¿sabes? –Me dijo sin preguntarle yo nada, anticipándose a mis propios pensamientos.– Cuando llegué a esta habitación, él ya estaba bebiendo. —Observé sobre la mesita auxiliar, una botella ya a la mitad, de una marca muy fina de Whisky escocés y un vaso de cristal con rastros de hielo y algo de la ambarina bebida. La mujer sin dejar de mirarme y sin atisbos de preocupación, continúo relatándome lo que fue su ...
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