La tropa loca
Fecha: 05/05/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos
... conocían y envidiaban, pues, aunque él estudiaba su segundo año de una carrera científica, algunas veces convivía con nosotros, mis compañeros lo veían como un ejemplo de deportista y estudioso y mis compañeras quedaban impresionadas, y enamoradas, al trabar unas cuantas palabras con él. Felipe y yo tuvimos otros escarceos y volvimos a prometernos que después habría oportunidad de hacer el amor. Por lo pronto ambos quedamos sin perder el virgo.
También hubo otro muchacho, de apellido Soto, de La Tropa, con quien me sentí atraída y me mamó las tetas varias veces, pero no hubo más pues él era muy tímido. Recuerdo que yo me levanté el suéter y la blusa para excitarlo y obligarlo a acariciarme el pecho. Él lo hizo y muy bien, pero al igual que los demás sabía que yo tenía un novio a quien amaba mucho y por ello ninguno logró coger conmigo. “Dicen que sólo eres una puta calientavergas”, me contaban mis amigas que los muchachos se expresaban así de mí. Sí, me calentaba fácilmente y sentía que los quería, pero deseaba que Saúl fuese el primer hombre en mí. Estoy segura que si ya no hubiera sido virgen, me hubiera tirado a Felipe y a otros cinco más de La Tropa.
Lo que sigue, sucedió hace más de tres décadas. Me había quedado de ver con Eduardo en un café, para irnos después a oír música a su departamento, es claro que oír la música era un pretexto para escuchar nuestra propia composición melódica de jadeos, gritos y susurros al hacer el amor… Opté por tomar un taxi y legué ...
... media hora antes pues el tráfico era fluido. Así que decidí irme a la librería cercana para pasar ese tiempo. Al entrar a la librería, me topé cara a cara con Felipe. Nos reconocimos de inmediato como si el tiempo no hubiese transcurrido y ambos mostramos alegres por eso.
—¡Qué linda estás! —me dijo abrazándome y dándome un beso, que le correspondí con otros dos, el segundo en sus labios.
—Tú no te quedas atrás, sigues muy apuesto.
—Vamos a tomar un café, si tienes tiempo.
—Sí, pero se me antoja que antes caminemos por Las Fuentes Brotantes, para recordar nuestra época de estudiantes —refiriéndome a un sitio donde acostumbrábamos ir con La Tropa Loca, le dije con el fin de alejarnos de allí.
—¡Vamos, pero a ver si no recordamos demasiado…! —contestó con evidente gesto de lujuria.
—Tal vez no estaría mal. Recuerdo que dejamos algo pendiente… —dije para hacerle ver lo que yo quería, y Felipe también, pues se le iluminó más la sonrisa.
—¿Qué te parece si yo digo a dónde vamos? —dijo Felipe cuando abordamos su auto.
—Sí, si quieres cierro los ojos para no ver a dónde me llevas —le dije, dándole un beso y tomando su pierna muy cerca de aquello que empezó a crecer bajo el pantalón hasta llegar a mi mano, con la que simplemente hice espacio para que se expandiera bajo ella.
Circulamos hasta llegar a la salida de la ciudad, donde están varios hoteles de paso. En el trayecto lo besaba en la mejilla sin soltarle el pene, al cual le daba varios apretones. No se ...