Confesión real de un profesor - sexo entre profe de 36 y chica de noveno
Fecha: 06/06/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Stregoika, Fuente: SexoSinTabues
... Tenía los tres dedos medios en su entrepierna, por detrás. El calor era impresionante. Se sentía como cuando te bajas de un avión que despegó en el páramo y abrió las compuertas en el trópico. Sus panties se sentían ligeramente húmedos. No sé si era sudor, pura excitación, o ambas cosas. Quizá el inmenso calor que tenía allí le hacía sudar también la piel. Qué experiencia más sublime. Mientras le mordía suavemente el costado del cuello con mis labios, le daba un tierno masaje en su zona íntima con mis tres dedos. Ella, para sentirme más, tenía las piernas muy bien cerradas y no me daba mucho espacio para mover los dedos. Arriba y abajo, arriba y abajo. Ella volvió a gemir. También empezó a mover sus caderas adelante y atrás. El pito me empezó a pasar corriente. Ya quería cogerla. Ella jugaba con el lubricante que me salía a raudales mientras yo le besaba los lóbulos de las orejas. Cuando estaba yo dándole besitos en la partecita cóncava detrás de su oreja, ella descendió. Mi mano se salió de entre sus piernas y sintió un frío tenaz cuando volvió a quedar expuesta al aire. No pude pensar nada más. No es muy fácil pensar cuando una estudiante de noveno grado que amas con el corazón, te da besos en la punta de la verga por primera vez. No me avergüenza admitir que, como hacen las mujeres, tuve que agarrar fuertemente un objeto en mi mano para sobrellevar la inmensa sensación. Cogí el borde de la mesa con tanta fuerza que se me marcaron los dedos. Es que mi glande nunca había ...
... estado de fuera del prepucio. Solo cuando me bañaba, y obviamente no en estado de plena erección. La sensibilidad allí era fenomenal, por lo que los besitos y las lamiditas de Natalia me electrocutaban. Luego se lo metió bien la boca. Yo, no solo estrujaba el borde de la mesa, sino que apretaba los dientes. ¿Qué puedo decir? Una muchacha divina como el sol, colegiala, con el uniforme puesto, alumna mía, en el salón de clase, me lo estaba mamando. Para incrementar el morbazo, bajé la mirada. Quería verla comiéndome la verga. Tuve el impulso de agarrar su frente y levantarla, quería que me mirara, pero no lo hice. Solo vi su cabecita yendo para adelante y para atrás, mamando juiciosa. Su boquita se sentía como se debe sentir el puto paraíso. Húmeda y calientita. Su lengua se movía independientemente, lamiéndome la pija como helado. Tuve una imagen asombrosamente nítida de ella frunciendo el ceño, asombrada por la venida tan abundante que le estaba dejando en la garganta. Luego tosía y un poco de la leche salía con fuerza, pegándose en mi pene y abdomen, y un poco también en sus mejillas. Quería hacerlo verdad, pero… no podía. Si me venía, no habría tiempo para recuperarme y seguir haciendo todo lo que quería hacer. - ven preciosa, ven te hago el amor… la tomé de las manos y la conduje a ponerse de pie. Logré contener el orgasmo justo a tiempo. Le quité el saco y cambiamos de lugar. Ella me miraba con los ojos tan brillantes que se le veía el amor. Le di un beso más, tomando su ...