1. Confesión real de un profesor - sexo entre profe de 36 y chica de noveno


    Fecha: 06/06/2018, Categorías: Hetero Autor: Stregoika, Fuente: SexoSinTabues

    ... toda la semana de vacaciones, en un idilio y una lujuria indecibles. Pura paja. Entonces, al fin aterricé. - Natalia. hola corazón. - hola profe. Natalia, metió en su boca la ridículamente pequeña cucharilla de la nucita que venía comiendo. Despidió a sus amigas y se sentó a mi lado. Ese solo acto significaba mucho para mí. Natalia era atípicamente amable, sobre todo para lo que era el adolescente promedio. Yo estaba sentado en un sardinel del patio y Natalia se ubicó a mi lado, cuidándose de meter bien la parte delantera de su falda entre sus piernas, para no mostrarle sus delicias a todo mundo. Su aroma era como debe ser el de los ángeles. - ¿Cómo estuvo tu semana? – le pregunté. - bien, ya tengo listo todo lo de la feria. - Qué bien. - Y ¿cómo estuvo tu semana? ¿cómo vas con tu novia? Me asombré. Una conversación tan aparentemente frívola, permanecía en su memoria. Estaba preguntándome por mi novia, lo que era deprimente, puesto que era ficticia. Otra vez me encontré sorteando las respuestas. - peleamos. - Ay, no ¿por qué? - porque vio el video tuyo y se puso celosa. Creo que, un demonio me asistía poseyéndome y hablando por mí, debido a que yo era demasiado idiota para hablar por mí mismo. Natalia soltó una sonora carcajada, cuyo aire disparó hacia adelante como invitando al mundo entero a reírse con ella. Ni siquiera se había preocupado por terminar de engullir la media cucharadita de nucita que le quedaba sobre la lengua. Entonces se puso el dorso de la mano sobre la ...
    ... boca y pidió disculpas. - No, profe, en serio. - en serio, mi vida. Se dio cuenta de lo hermosa que eres y se puso celosa. - Ay, tan lindo usted, profe. Pero no peleen. Ella debe saber lo afortunada que es. No pude más que fruncir el ceño, encoger los ojos casi tanto como lo hacía ella cuando reía y mirarla sin dar crédito a lo que acababa de oír. ¿Estaba correspondiendo a mi coqueteo? La respuesta me la ofreció la vida en el segundo siguiente: - Toma el último pedacito de mi nucita – dijo. Raspó bien el recipiente con la cuchara y sin pensárselo, se retorció un poco para llevarla a mi boca. Yo no titubeé, y acepté el bocado. Pero la cuchara era tan pequeña que toqué sus nudillos con mis labios. Ella sonrió. Una vez habiendo renunciado a pagar el precio de la insufrible ansiedad, todo fluye mejor. Es como volver a la vida, salirse del sistema, desencadenarse… cubrí su mano con la mía y besé sus dedos. Una pequeña parte de mí gritó a truenos “¿Esto en verdad está pasando?” miré alrededor y ahí estaba el colegio, el mundo seguía girando, solo que lo hacía sumergido en su sueño, mientras nosotros abandonábamos los convencionalismos y nos poníamos sobre todos ellos. Natalia aceptó mi gesto y cabeceó de forma consentida. Dio dos lastimeros golpecitos con la cuchara sobre el fondo vacío de su recipiente de crema de chocolate y leche, y se dijo a sí misma - ¿por qué no dejé más nucita? Las experiencias prohibidas, se van sumando y dando más y más sentido a la vida. Inclusive puede uno ...
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