1. Confesión real de un profesor - sexo entre profe de 36 y chica de noveno


    Fecha: 06/06/2018, Categorías: Hetero Autor: Stregoika, Fuente: SexoSinTabues

    ... tan pronto ella descubrió el presente, me buscó por todo el campus hasta que me encontró. No creo poder confirmarlo, pero creo que fui el primer sospechoso y eso ya significaba bastante. Faltaba ver cómo lo tomaba. - profe, ¿fuiste tú el que metió la nucita en mi maleta? estaba de pie frente a mí, con las manos unidas por delante, sin ninguna expresión predecible. Estábamos en el pasillo que daba salida a grado décimo. Y ahí obró otra vez el destino. La ruidosa campana sonó al tiempo que yo hablé. - ¿qué? ¿Si o no? ¡ay profe no le oigo! - SI, ES DE MI PARTE – me hinqué y subí la voz. Mi intención era darle un beso en una de sus preciosas mejillas. Me agaché los pocos centímetros que necesitaba para hacerlo. Los de décimo salieron como estampida en erupción volcánica. Natalia, sorprendida, brincó a abrazarme, y el beso que yo estaba dando le calló en el cuello. Traté de disimular, pero el abrazo de ella era demasiado sincero, y un corrillo de chicos de décimo, boquiabiertos, estaba en torno nuestro. Fue como empezaron los rumores y la parte más llena de ají de mi historia. Capítulo 5 – La conspiración cósmica ¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯¯ El clímax de todo lo ocurrido llego gracias a un paro de transportadores. Ese viernes, los conductores no solo pararon, sino que bloquearon vías por toda la ciudad y la “secuestraron”. Como yo vivía tan lejos, salía desde tan temprano que viajé antes que el paro empezara. Por eso llegué al colegio. Otros profesores tuvieron que caminar por ...
    ... horas y llegar, como buenos asalariados. Pero los estudiantes, que apenas están preparándose para ser esclavos, no tienen esas obligaciones absurdas. En el colegio había si acaso el 30% del estudiantado. De mi curso de 33 jóvenes, habían llegado 12 y 4 se devolvieron. Lo mismo ocurrió en cada grupo. Prácticamente no había nadie. Lo mejor ocurrió cuando, el típico grupo de profesoras proactivas sugirió reunir a los niños en actividades lúdicas. De los 8 que me quedaban, se fueron 5. Cuando me di cuenta, a mi salón habían llegado todos los desparchados de cada curso. - Qué profe, ¿nos va a contar historias de terror? – preguntó uno de los chicos de décimo. Yo era un afamado contador de historias e interpretador de sueños, incluso en el tan poco tiempo que llevaba allá. Como no había nada que hacer y se aproximaba Halloween, accedí. Como habrán adivinado, Natalia era una de ellos, y se sentó ‘al mando’ conmigo durante esa mágica mañana. Si hasta habían tapado las ventanas con cinta y carteleras viejas para ambientar mis relatos. Quepa el comentario, fue todo un honor ser reconocido por echar buenos cuentos a viva voz y sacarles gritos a los pelaos en plena época del ascenso de las creepy-pastas. Mientras narraba las historias, Natalia me abrazaba. Estuvo muy bien pegadita a mí por mucho rato, y el ambiente fue de tal grado de libertad que me da nostalgia recordarlo. No había reglas, nadie juzgaba. No había nada de malo en ello. Ni siquiera cuando ella tomó una de mis manos entre ...
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