1. El harem (I): La llegada


    Fecha: 19/05/2022, Categorías: Transexuales Autor: Tatianacros, Fuente: CuentoRelatos

    ... mochila, salí del wáter parándome delante de un gran espejo que allí había y comencé a maquillarme, me perfile bien la línea de los ojos, me di sombra sobre mis parpados, di más volumen a mis pestañas con rímel, di color en la cara remarcando pómulos y me pase la barra labial quedando mi boquita muy llamativa por el rojo putón que utilizo para las ocasiones. A eso entraron dos señoras y a través del espejo pude observar, que se quedaron sorprendidas al verme y comenzaron a cuchichear como con envidia.
    
    Cuando estuve lista, salí a la búsqueda de Mustafá, que me esperaba en el bar del establecimiento, que al verme aparecer, se sonrió y comenzó a mover la cabeza, saliendo del bar con dirección al coche. Yo me di cuenta que había causado sensación en aquel bar, todos los tíos que allí había, se quedaron mirándome con ojos lujuriosos de deseo, por ver una hembra tan rica y guapa. Mustafá, le gusto que los demás se quedarán mirando su hembra y en el trayecto me dijo “has arrasado putita, todos te miraban con ganas y deseo de follarte, te podría dejar en uno de los puticlubs de ahí más adelante y hoy serias la reina del local, hoy triunfarías, harías todos los servicios, perra”. Aquellas palabras dichas por mi macho, me hacían ponerme de subidón y me demostraba que cuando me convertía en Tatiana, era irresistible.
    
    Ya en el coche me dijo “en este viaje seguro que vas a disfrutar furcia, este es tu viaje”. Tras varios kilómetros por una carretera secundaria, llegamos a una ...
    ... imponente casa de campo de rica construcción. Mustafá dijo su nombre en el portero automático y se abrió la puerta, continuado hacía la casa. “Desde ahora serás junto con otras hembras como tu, una puta esclava y harás todo lo que se te ordene, te lo ordene yo o cualquier otro amo” me indicó mí chulazo con gesto muy duro y mandón. A lo que asentí con mi cabeza, dando mi consentimiento, recorriendo por todo mi cuerpo un escalofrío inusitado, propio de la incertidumbre y morbo que me creaba tal orden.
    
    Al bajarme del coche me ordenó Mustafá, que fuera siempre tras de él y así lo hice. Salió a nuestro encuentro, un señor mayor bien parecido, bien vestido y con el pelo canoso, también árabe, que se dirigió a Mustafá saludándole muy efusivamente, mientras que dirigiéndose a mí con tono enérgico me dijo “las putas por la puerta de servicio”, señalándome una puerta lateral. Obedecí, sin rechistar, como me había ordenado Mustafá.
    
    Llegue a la puerta y pedí permiso. Una puti-chacha ya mayor, vestida con un vestido mini de sirvienta, me recibió y me pregunto que como me llamaba y propiedad de qué amo era, yo contesté Tatiana y que iba con Mustafá. Ella me dijo que se llamaba Hadifa, que era la casera y me invitó a entrar hacía la cocina donde se encontraban las otras chicas. Al llegar a la cocina, observé como allí había otras cuatro chicas, guapísimas todas ellas, con cuerpos espectaculares, las que se fueron presentando dándonos un beso, se trataban de Ruth, Melisa, Sara y ...
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