Un largo y cálido verano
Fecha: 22/05/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... jugando con mi agujerito en la cama o en el baño, acariciándome y apretujando mis tetitas que me estaban creciendo y me dolían lo que me daba una sensación de alivio, tenía un cepillo de pelo y había descubierto que su maguito entraba si lo introducía con suavidad en mi vagina y que con saliva entraba mejor.
Ahora sabía que tenía que moverlos rítmicamente y ponerle bastante lubricante, cremita o aceite de bebe para que no se me hincharan las paredes de la vagina, no me ardiera y pudiera hacerlo mas tiempo y comencé con esos juegos todas las noches.
Sola y con Carlita comencé a escudriñar en el placer de masturbarme. Las sensaciones se fueron incrementando y entramos en una espiral de deleite. Sensaciones que me llamaba, nos atraía y nosotras compartíamos nuestras experiencias. Empezamos a mirar los chicos a fijarnos en sus bultos a imaginarnos como seria sus miembros, a soñarlos penetrándonos y cogiéndonos y a tener entre nosotras sensibles toqueteos, a meternos los deditos en la siesta y a lamer nuestras conchitas. Era un delicioso despertar al sexo, tierno, inocente, ardiente, placentero.
Una mañana Carlita apareció con un mugroso librito “Memorias de una princesa rusa” que le descubrió entre los papeles del escritorio de su abuelo. Nos escondíamos para leerlo y masturbarnos delirando la imaginación de cómo esa mujer ser podía comer un burro. Nos excitaba y nos parecía imposible. No recuerdo bien cuando apareció la magia del orgasmo, solo recuerdo las ...
... convulsiones del placer intenso, las piernas que no me respondían, mi cuerpito estremeciéndose y mis gemidos.
Pase ese día un umbral del que nunca pude regresar, entendí que era lo más maravilloso de la vida y que esos segundos de delirio intenso valían la existencia. Mi imaginación volaba, cuando estaba sola fantaseabas con que tres obreros de la construcción rudos y musculosos me arrastraban a una casa abandonada y me violaban o que mi profesor de matemáticas me manoseaba detrás del pupitre mientras movía el cepillo en un mete y saca placentero, hasta que permanecía quietita semidormida con el dedito gordo de chupete para sentir el sabor de mi conchita que quedaba hinchada y colorada de tanta fricción.
A mí ya desde esa edad me gustaban y me atraían también las mujeres. Mis experiencias de sexo eran con Carlita, nos cajeábamos y nos chupábamos deliciosamente casi todos los días. De noche en mi camita me imaginaba pijas gruesas de viejos colgando entre las piernas y los huevos llenos de esperma que me agarraban y tomaban por la fuerza. Recuerdo que cuando miraba un señor mayor y me relamía ronroneando de ganas Carlita me decía es un viejo –puta- te lo cogerías? Absorta yo mirando el bulto y deseándolo, no sabes cómo es de grande la de mi abuelo –me decía- te agarra te parte… reíamos golosas con la idea.
Otra amiga circunstancial que hicimos en la playa nos enseño como gozaban los hombres porque había visto a sus padres cogiendo y cuando entró en confianza nos dijo que había ...