Un largo y cálido verano
Fecha: 22/05/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... saboreado la leche de su novio… Nos contó que había tenido su pene en las manos y se encontró acariciándolo hasta que le salió un líquido blanco que le ensució las manos y la ropa. Es el
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semen que largan los machos cuando se calientan –nos explicaba- Lo probé y es rico, -nos decía- porque me lo largo en la cara.
Yo estaba distinta, me comportaba distinto, cambien el peinado, me puse caravanas, usaba los perfumes de mi madre, estaba ratos peinándome y elegía la ropa que me ponía buscando las que me quedaban mas sexi. Mama me dio el dinero y me compré un sostén con media caña de metal para levantar mis tetitas y que quedaran más visibles.
Me daba cuenta que los muchachos y los hombres empezaban a mirarme con ojeadas lascivas de deseo y eso me producía una extraña sensación de placer, escalofríos, sudores o me mojaba la conchita y realizaba cosas sin pesarlo, como acortar mi pollerita para mostrar las piernas, usar pantalones cortos cada vez más cavados y metidos en mi colita, caminar contoneando mis caderas, o la ropa interior cada vez más metida en mi rajita, le había robado un lápiz de labio a mi madre y me pintaba lo boquita y comencé a maquillarme, con mis 13 años, me fui transformando de niña a Lolita.
Me di cuenta que adoraba excitar a los hombres y mi mescal de bebota, fuerte, alta y delgada se ve que les gustaba, como si tuviera un cartel en la frente, tiene ganas, tiene ganas de que la claven. Vivía sonriente y atenta a las sensaciones que ...
... provocaba y al comportamiento galante, me comían con los ojos y yo me floreaba exhibiéndome.
Me gustaba por las tardecitas arreglarme ir a comprar un helado de frutilla, en la panadería del abuelo de Carlita, sentarme en el banco de la vereda a la sombrita y saborearlo, que era para mí chuparlo bien despacio, metiéndolo todo en mi boca y sacarlo, darle lengüetazos mientras mis labios iban quedando coloraditos o nos sentábamos las dos bajo la sombrilla en la vereda y concentrábamos todas las miradas.
Sentía como los padres que venían a buscar los bizcochos de la tarde me observaban boquiabiertos con placer y oscuros deseos maliciosos y las viejas se espantaban, mientras murmuraban una me llego a decir – nena estas chica para andar de calienta braguetas – lo que me causó mucha gracia porque todavía lo recuerdo.
Aparentemente ajena a lo que pasaba, inocente devoraba mi palito o un chupetín para estirar la situación por un rato mientras llegaban los vecinos que más me gustaban y me miraban sin disimulo, es más, había uno que estoy segura, ahora con mucho mas vida, se masturbaba todas las tardes frenéticamente frente a mí y Carlita en su auto.
El abuelo de Carlita un señor de unos sesenta años, gordito y con una barba blanca se había convertido en mi cómplice, me observaba con una mirada como diciendo -sé que lo haces a propósito putita- y los dos nos sonreíamos de mi provocativa e inocente diablura.
Pasó un día. Fui a la siesta a buscar a mi amiga, como llamé y no me ...