Ella Contenta
Fecha: 28/05/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Apoyado sobre el carrito de la compra espero aburrido a que mi mujer recoja de las estanterías nuevas viandas. Cuando acabe, empujaré cansinamente el carro a lo largo de otro pasillo, y luego otro, hasta que por fin, tras recorrer todo el supermercado, nos encaminemos a la caja dando por acabada la compra mensual.
Una mujer a la que no conozco de nada se planta delante y me da las gracias por algo que no atino a recordar. La lucecita se enciende cuando pronuncia el nombre de su hija, Tamara.
A través de mi mujer recibí su encargo, me pidió que hiciera algo por su hija. Acababa de ser contratada en la empresa donde trabajo, y quería que la recomendase para un buen puesto. Por ser un compromiso de mi mujer quise colaborar y para complacerla, por lo que me interesé por su situación.
La buena mujer está muy contenta y no sabe como manifestar su agradecimiento por mi intervención.
- “No puedes imaginar lo contenta que está. Tamara parece otra, está alegre y feliz, como correspondea una chica de su edad”, nos dice entusiasmada la señora refiriéndose a su hija.
- “Desde hace una semana que la cambiaron de maquina está muy animada y dice que le van a renovar el contrato. Muchas gracias”, continua la señora.
Espero que nadie lo note, como un flash me ha venido a la cabeza lo que sucedió la semana pasada con Tamara. Hice averiguaciones para saber en que sección trabajaba y fui a ver su encargado. Tras hablar con él sobre las cualidades y actitudes de la chica, le ...
... pedí que la mandase a mi despacho para hablar con ella.
Con la excusa que quería hacer alguna averiguación sobre un problema del trabajo, le pedí que la dispesara media hora mientras hablaba con ella. Supuse que con ese tiempo habría suficiente para conocerla y ver que posibilidades tenia para enchufarla en un puesto mejor que el que tenía.
En cuanto entró en mi despacho me di cuenta que la niñita iba de sobrada por la vida y que era de las que creen que ensañando un poco la pierna o el escote, se consigue cualquier cosa, incluso en el ámbito laboral. No era la mejor actitud y no lo iba a tener fácil para mediar por ella.
Mientras yo trataba de averiguar sus aptitudes para buscar un puesto más adecuado o más cómodo para ella, y así satisfacer a su madre y el requerimiento de mi mujer, ella se entretenía en mirarse las uñas, desabrocharse un poco más la bata y cruzar las piernas de forma provocadora.
Poco le importaba lo que yo le estaba diciendo, segura estaba que no iban a ir los tiros por ahí, y que ella tenia otras cosas que ofrecer.
En cuanto podía, me interrumpía con comentarios fuera de contexto, en ocasiones con un tono desagradable y macarrónico. Su exceso verbal era grande y me resultaba muy incómoda desvergüenza. Realmente me sentí turbado por la situación y no podía entender como una mocosa de veinte años pudiese tener tanto desparpajo y tan poco respeto por mi persona.
La chica tenía un cuerpo estupendo y ella bien que lo sabia explotar bien para ...