1. En el baño de hombres de una discoteca


    Fecha: 06/06/2022, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mano empezó a manosear mi cuquita llevándome a un placer más intenso y no tardó en meterme sus dos dedos gruesos (el medio y anular) en mi cuquita. Pegué un grito, pero no paró, continuó rompiéndome el culo y moviendo sus dedos dentro de mi humedecida cuca. Enloquecí, grité como una perra sin importar si había chicos oyendo o asomándose por debajo o encima de la cabina de al lado. Ya habíamos hablado días antes cuando planeamos la fantasía de que podía suceder eso, también podía llegar seguridad y sacarnos del lugar pero ya estábamos ahí, disfrutando del buen sexo, ya no me importaba si había chicos oyendo del otro lado de la puerta, si alguien iba con el chisme y nos sacaban del lugar, solo me importaba el intenso placer del que era víctima.
    
    Yo gemía en voz alta, Diego me tenía enloquecida, su pene destrozando mi culo y sus dedos explorando mi vagina. Me corrí de nuevo y Diego unos segundos más tardes después me inundaba el culito de semen.
    
    Sentí cuando su verga abandonó mi culito, mis piernas me temblaban. Me quedé unos segundos ahí esperando que Diego me pusiera de rodillas para chuparle la verga. Pasaron pocos segundos y noté un ...
    ... silencio incómodo.
    
    Me quité la venda de los ojos, tardé un poco en recuperar la visión por la claridad de la luz y descubrí que Diego ya no estaba y la puerta de la cabina estaba abierta. Cerré de inmediato y noté el chillido particular al cerrarse, lo que me hizo pensar que Diego me había culeado con la puerta abierta.
    
    Recuperé mis fuerzas, me limpié como pude, me chorreaba el semen por las piernas. Cinco minutos después salí del baño, había chicos dentro de las cabinas y algunos fuera conversando. Uno de ellos sonrió al verme salir. Afuera en la entrada había más personas esperando para entrar, los oí comentar entre ellos, también hay chicas, pues al lado estaba el baño de mujeres. Fue un momento realmente incómodo para mí, se me caía la cara de vergüenza.
    
    Tomé un taxi y me fui a casa, molesta con Diego por haberme dejado así, sin avisar, pero ya se me pasaría. Una hora después en la ducha me reía de todo lo que habíamos hecho, de lo rico que la pasé con Diego, de que el dildo se quedó en la cabina. Me sentí muy perra y puta esa noche, como si un desconocido me hubiera culeado. Diego no me escribió sino hasta el lunes por la mañana. 
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