1. ¿Quisieras follarte a mi esposa?


    Fecha: 10/06/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    Volví del trabajo a casa, un viernes en la tarde, con la intención de hacer algo diferente el fin de semana, pero sin una idea clara al respecto. Encontré que mi esposa se había arreglado el cabello y maquillado como para una ocasión especial, pero no manifestó ninguna intención en mente con el transcurrir de los minutos. Pensé que esa era una forma de sugerir que saliéramos o hiciéramos algo diferente aquel día y esperé para ver si algo me decía, pero pasó el tiempo y no fue así.
    
    De modo que fui yo quien, ya entrada la noche, pregunté el motivo para que ella se hubiese arreglado de esa manera. Me dijo que su amiga Sonia había pasado a saludarla y que le había pedido que la acompañara al salón de belleza, así que, estando allá, había aprovechado para arreglarse, ya que hacía días que no iba por allí. Le manifesté que tenía ganas de hacer algo, pero que no tenía nada en mente.
    
    Ella me sugirió, entonces, que, si quería, podíamos ir a escuchar música y a bailar un rato, si a mí me apetecía. Moví mi cabeza de lado y lado, como vacilando, porque el baile no es mi fuerte y no me gusta ir a sitios donde haya mucho ruido y música a todo volumen. Sin embargo, el tema de escuchar música sí me llamó la atención. Pues, sí, dije. Alístate, entonces, pero apurémonos, porque ya va siendo tarde para salir. ¿Tarde? Dijo. No. Es a esta hora que empieza la vida nocturna.
    
    No tardó mucho en estar lista. De hecho, se visitó para la ocasión, aunque un tanto informal, utilizando una ...
    ... corta falda negra, una blusa roja con escote y zapatos negros de fiesta, de tacón alto. No tardamos mucho en llegar a un lugar, de antemano conocido, donde interpretan música de jazz en vivo. El sitio estaba concurrido, cálido y con buen ambiente, así que fue fácil acomodarnos y disfrutar de la presentación del grupo que allí tocaba. Pedimos una botella de vino y unos pasabocas para pasar el rato allí.
    
    La música sonaba bastante bien y estábamos realmente entretenidos con el espectáculo. La mayoría de asistentes escuchaba la música, conversaba, aplaudía y pedía melodías que el grupo interpretaba para complacencia de todos. Parecía que la estábamos pasando bien, pero, pasado el tiempo, Laura empezó a mirar a un lado y otro, como esperando a alguien, lo cual me causó curiosidad y me atreví a preguntar. ¡Oye! ¿Esperas a alguien? No, respondió. ¿Por qué preguntas? Replicó. Pues, porque he visto, desde hace un rato, que miras insistentemente hacia la puerta, como si estuvieras buscando a alguien. No, dijo, para nada.
    
    Permanecimos allí, casi que, en silencio, porque el volumen de la música no daba oportunidad para hablar y, además, las melodías que interpretaban eran pegajosas y hacía que la gente estuviera entretenida y disfrutara del ambiente. Pero, Laura, pese a lo que me había dicho, seguía mirando insistentemente hacia la puerta, como buscando a alguien o reparando en alguien entre la multitud. No volví a preguntar, pero me quedé atento a detallar cuál era el objeto de su ...
«1234...7»