1. ¿Quisieras follarte a mi esposa?


    Fecha: 10/06/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... sentados por casi cuatro horas.
    
    Me quedé solo en la mesa, observando la actividad del lugar y los movimientos de aquellos dos, porque no volvieron a la mesa. Los ritmos de la música eran variados e igualmente la forma de bailar, así que vi como bailaban sueltos, bailaban pegados, bailaban lento, bailaban rápido, bailaban de todas formas y se veía que la pasaban bastante bien. A Camilo, al parecer, se le había arreglado la noche. Igual que a Laura, que parecía no querer parar de bailar.
    
    Pasaron cuatro tandas de música antes de tomarse un respiro. Llegaron a la mesa, se acomodaron, probaron sus bebidas y se dispusieron a descansar un rato. ¿Cómo la están pasando? Pregunté. Bien, dijo Camilo, su esposa baila de maravilla. Y… tú no te quedas atrás, dijo ella. Gracias, respondió. Y añadió, les pido un permiso, mientras se levantaba de la mesa… voy al baño. Vaya tranquilo, dije. Y nos quedamos allí, solos, con mi esposa, viendo como se alejaba de nosotros. Bueno, hasta qué hora va la faena, pregunté. Ya es tarde. Son casi las 3:15 am. Un rato más dijo ella. Bueno, dije. Y ¿qué tal el parejo? Dije. Super, respondió ella. Bien… solo atiné a decir.
    
    Cuando Camilo volvió empezó a sonar la música de nuevo, y ellos, de inmediato, se dirigieron a la pista. Quizá por la hora, los ritmos se tornaron más lentos, baladas románticas y boleros, de modo que aquellos se juntaron y pareciera que no se movían, sino que mecían sus cuerpos al compás de la música. Al poco rato, ellos ...
    ... estaban de nuevo en la mesa. Se notaba un aire de involucramiento y complicidad en ellos, pero al acomodarse, ella se sentó a mi lado, dejándome a mí frente a frente con Camilo. Yo ya intuía lo que pasaría a continuación, pues ya había pasado por situaciones parecidas, pero estaba dubitativo porque no habíamos hablado no acordado nada con ella sobre el particular.
    
    Sin embargo, las miradas de ella hacia él y de él hacia ella, hablaban por sí solas. Así que, siendo un poco osado, me atreví a decir, Camilo, ¿te gustaría follarte a mi esposa? Y, de inmediato, aquel respondió; si usted y ella están de acuerdo, me gustaría compensarla por lo bien que me ha hecho sentir esta noche. Y tú ¿te gustaría follarte a Camilo? Pregunté. Me encantaría, respondió ella. Bueno, dije, no perdamos tiempo. Vamos antes de que se enfríe la cosa. Gracias dijo ella, dándome un beso.
    
    Pagué la cuenta y nos apresuramos a salir de aquel lugar. Fuimos a buscar mi automóvil y, como siempre opera en estas circunstancias, él y ella se acomodaron en los puestos de atrás para ir preparando el escenario sexual que se avecinaba y no dejar pasar la excitación del momento. Y yo, mientras, me apresuraba a conducir hasta el lugar donde aquella aventura de fin de semana iba a tener su clausura. Durante el recorrido aquel no dejó de toquetear y besuquear a mi esposa por todas partes, acción que le era correspondida por ella de igual forma.
    
    Menos mal no estábamos lejos del sitio donde aquel deseo se iba a consumar. ...
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