1. ¿Quisieras follarte a mi esposa?


    Fecha: 10/06/2022, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... atención.
    
    Pasados unos minutos pude darme cuenta que ella se fijaba en un hombre joven, de tez trigueña, bastante bien vestido en verdad, que destacaba entre quienes estaban allí y que al parecer estaba solo, sin compañía. Creí que, quizá, era propietario del sitio o tenía que ver algo con el negocio o con los músicos, o estaba esperando a alguien, o se había citado con alguien y le habían incumplido, porque salía y entraba repetidamente del lugar, sin fijarse en tener o no acomodo dentro del recinto.
    
    El muchacho, para que, estaba guapo. Un hombre bien puesto diría ella, y creo que así lo estaba pensando. Dejé pasar el tiempo para ver como ella seguía los movimientos de aquel con interés, así que me vino a la cabeza la idea de que ella se había fijado en él y soñaba despierta con tenerlo cerca para conocerle, conversarle y quien sabe que más, así que osadamente apunté: Se te despertaron los “arrechocitos”, ¿verdad? Como así, dijo ella, ¿por qué? Pues porque te llevo detallando hace más de una hora y no le quitas el ojo al muchacho de la chaqueta café y buzo rojo. ¿Es que te gusta? Es un hombre atractivo, contestó. Bueno, y quisieras conocerle, ¿no es cierto? Me miró unos instantes y respondió. ¿por qué no?
    
    Me levanté, entonces, dirigiéndome hacia la puerta, a su encuentro. Hola, saludé, haciéndome el indiferente y saliendo fuera del lugar. El hizo lo mismo. Y estuvo allí, en la puerta, al lado mío, mirando el movimiento de la calle. ¡Oye! Llamé su atención y me ...
    ... atreví a preguntar; ¿Trabajas aquí? No, contestó, ¿por qué? Simple curiosidad, le respondí. Estoy con mi esposa en una mesa que queda casi en frente de esta puerta y te hemos visto entrar y salir, varias veces, así que pensamos que eras parte del grupo musical o estabas relacionado con el negocio. No, contestó riéndose. Quedamos de pasar el rato aquí con un amigo, pero a última hora no pudo venir. Y ya, estando acá, pues decidí quedarme un rato.
    
    Pero no te vemos acomodado en ninguna parte. ¿Vas a estar así toda la noche? Es que, la verdad, no me gusta sentarme solo, y además ocupo espacio que de pronto necesiten para atender a alguien que si vaya a consumir. Yo estoy aquí solo por escuchar la música. Ah, entiendo. Y ¿le gustaría sentarse? Pues, con este frío, a veces me dan ganas, pero como no estoy consumiendo, mejor me mantengo en movimiento. ¿Le gustaría acompañarnos en la mesa? ¡Le invito un trago! Me detalló de arriba abajo, como sorprendido y me respondió, ¿por qué no? Gracias.
    
    Lo invité, entonces, a que me acompañara, llegando con él a la mesa donde se encontraba mi esposa. Buenas noches, le dije a ella, le presentó a un amigo. Buenas noches, dijo el saludándola amablemente, Camilo. Buenas noches, dijo ella, Laura. Me lo traje para acá porque lo vi parado allí, como desplazado pidiendo limosna, de modo que sentí la necesidad de dar de beber al sediento y hacer la buena obra del día. No, para nada dijo él sonriente. Le agradezco la atención. Bueno, ¿qué se toma? ...
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